Diario de León

Puigdemont reitera que no renunciará a la vía unilateral para llegar a la independencia

Aragonès trasladó a Bolaños que las negociaciones para investir a Sánchez «no avanzan de forma satisfactoria».

Pedro Sánchez, ayer, en la rueda de prensa tras su reunión en Bruselas. OLIVIER HOSLET

Pedro Sánchez, ayer, en la rueda de prensa tras su reunión en Bruselas. OLIVIER HOSLET

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El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, reivindicó ayer la proclamación de la independencia que impulsó hace seis años en el Parlamento catalán. Y advirtió a Pedro Sánchez de que no aparcará nunca la vía unilateral para culminar la secesión. Son muchas las voces que le están pidiendo que entierre el ‘procés’, desde el Gobierno a los empresarios. Pero no está por la labor. «Ni hemos renunciado ni renunciaremos», avisó. «Mantenemos viva» la DUI, afirmó, «para cuando el independentismo en su conjunto sepa reunirse en una única estrategia, superando tentaciones partidistas».

El Gobierno plantea la amnistía como un punto final. Puigdemont, en cambio, se niega a pasar página y ya avanza que será un punto y seguido. Fue una declaración retórica el día que se conmemoraba el sexto aniversario de la proclamación de la república. Era de consumo interno. Pero también dirigida a los negociadores socialistas. Y en este punto, no se ha movido ni un milímetro desde el inicio de las conversaciones.

Ha aceptado no cobrar por adelantado tanto la ley de amnistía como el reconocimiento del catalán en la UE. Pero en el secesionismo la cuestión de la unilateralidad la consideran consustancial a su condición de independentistas. De la misma manera que creen que el pueblo catalán tiene derecho a la autodeterminación. La exposición de motivos va a ser un quebradero de cabeza para todos.

«No fue delito»

Los nacionalistas se niegan a que sea una enmienda a la totalidad del ‘procés’. Y rechazan, de plano, aceptar que se declare ilegal el 1-O y se afirme que en 2017 actuaron de manera delictiva. La expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, fue ayer muy clara. «El 1-O no fue delito», insistió en Catalunya Ràdio. Es más, le dio la vuelta y acusó al Estado de delinquir. Es por tanto el Estado, a su juicio, quien debe pedir perdón. «¿Delito contra qué?, ¿contra quién?, el delito nos lo cometieron, la violencia la usaron contra nosotros. ¿Qué delito cometió la gente yendo pacíficamente a votar?», afirmó. El secesionismo sigue instalado en el mismo mantra de hace años: votar no fue delito. Por esta razón, les está costando tanto ponerse de acuerdo en la exposición de motivos de la ley de amnistía.

Y en consecuencia, las conversaciones están encalladas. Los independentistas temen una especie de emboscada por parte de los socialistas. Sospechan que Sánchez no tiene intención de mover ficha, más allá de la ley de amnistía, para forzarles a un trágala y votar a su favor en la investidura, con el argumento de que lo más importante es frenar el paso a la derecha. Con ERC podría valer la estrategia, pero con Junts, no tanto.

Esquerra lleva días presionando para que no les coja el toro negociando. Los republicanos reclaman su cuota de protagonismo y ya le han trasladado su malestar a los socialistas. Aprovechando la visita a Cataluña del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, se reunió, por separado, con el presidente de la Generalitat y con Josep Maria Jové, mano derecha de Junqueras en el partido. Cuando queda un mes para que expire el plazo para la investidura del presidente del Ejecutivo central, Aragonès volvió a advertirle a Sánchez de que las negociaciones no están avanzando de forma satisfactoria. Desde la exigencia de que con la amnistía no basta, el Govern y Esquerra aprietan con el traspaso de Cercanías y con la reducción del déficit fiscal.

Los republicanos cargan contra la ministra de Hacienda, María José Montero, a la que acusan de que las conversaciones estén encalladas.

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