Sánchez prepara ajustes en la ejecutiva del PSOE tras los realizados en el Gobierno
Los socialistas buscan rearmarse ante el ciclo electoral con una convención política en La Coruña este enero
La corta remodelación que este viernes acometió Pedro Sánchez en el Gobierno, obligado por la marcha de la ya exvicepresidenta primera y exministra de Economía, Nadia Calviño, para comandar el Banco de inversión Europeo (BEI), irá seguida en breve de cambios también en la ejecutiva del PSOE. Los socialistas celebrarán en la Coruña a finales de enero, los días 20 y 21, una convención política con la pretensión de acometer un rearme ideológico de cara al nuevo ciclo electoral que comienza con las autonómicas gallegas el 18 de febrero. Y la cita se hará coincidir con un comité federal que ratificará nuevos nombramientos en la dirección.
En Ferraz rebajan en cierta medida las expectativa sobre la dimensión de esta reestructuración interna y apuntan a «retoques» necesarios para cubrir huecos y acomodarse a los cambios llevados a cabo por Sánchez en el Ejecutivo tras su investidura el pasado 16 de noviembre. El puesto más relevante, de todos los pendientes, es el que, hasta su designación como portavoz del Consejo de Ministros, desempeñaba la ministra Pilar Alegría, encargada de informar de la posición del partido tras las reuniones de la ejecutiva o siempre que había que abordar un asunto de actualidad. Está por definir si la nueva portavocía es única, como hasta ahora, o coral.
Sí se sabe ya que a la ejecutiva se incorporará el secretario general de los socialistas andaluces, Juan Espadas, al que Sánchez nombró portavoz en el Senado en sustitución de la catalana Eva Granados, ahora secretaria de Estado de Cooperación, para reforzarlo políticamente. Y tendrá que relevarse, además, la representación del PSC, dado que, junto a la salida de Granados, los socialistas catalanes pierden también a su exprimer secretario y ex ministro Miquel Iceta, que, como nuevo embajador de España ante la Unesco, con residencia en París, tendría muy difícil continuar con su responsabilidad como secretario de Memoria Democrática.
En todo caso, la necesidad de sustituir a quienes ahora ocupan puestos de responsabilidad institucional de alguna manera incompatibles con sus cargos orgánicos —del listado forman parte también el secretario de Transportes, Arcadi España, o la secretaria de Políticas Sociales, Beatriz Carrillo— brinda también al presidente una oportunidad para lanzar mensajes que, tanto en clave interna como externa, le sitúen en mejores condiciones para afrontar el calendario electoral —gallegas, vascas y europeas en el primer semestre— en un contexto muy polarizado. A ello, a la polarización, se refiere Sánchez en una carta de fin de año remitida a la militancia, en la que reivindica el trabajo hecho y por hacer y denuncia «la respuesta intransigente» de la oposición al veredicto de las urnas.
Tras sellar con los partidos de Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y Arnaldo Otegi, pero también con el PNV, CC y el BNG sendos acuerdos de investidura y poner en pie de guerra a la oposición con la ley de amnistía al ‘procés’, las mesas de diálogo con mediadores internacionales o la entrega del Ayuntamiento de Pamplona a Bildu-, el jefe del Ejecutivo se ha envuelto en un discurso de hombre de Estado para atraer al PP a acuerdos en materias que exigen una aproximación más transversal. Es el caso de la renovación del Consejo del Poder Judicial, la reforma del artículo 49 de la Constitución para eliminar el término «disminuidos» y la del sistema de financiación.
Con ese cartel, tiene intención de implicarse al máximo en la campaña gallega, en la esperanza de que su candidato, Ramón Gómez Besteiro, logre la hazaña de rebasar al BNG y pueda liderar un tripartito de izquierdas con el que asestar a Alberto Núñez Feijóo, por persona interpuesta, una estocada definitiva que, a su vez, suavice el terreno para las europeas. No es una tarea fácil, según asumen los suyos, pero tampoco imposible.