Sánchez pide en Galicia una activación como la del 23-J
Defiende sus pactos con el secesionismo frente a la derecha
La convención que el PSOE ha celebrado este fin de semana en La Coruña fue presentada como una ocasión para el rearme ideológico y la actualización del proyecto socialista. En la práctica, sin propuestas concretas que discutir ni un texto sometido a debate y enmiendas de los delegados, resultó ser un ejercicio de convivencia para el partido después de meses sometidos a las tensiones provocadas por los pactos alcanzados con el independentismo y, singularmente, por la ley de amnistía, moneda de cambio para la investidura
Una ocasión para «abrazarse», en palabras de la propia dirección. Pero ha sido, también, el primer gran acto de campañ para las elecciones del 18 de febrero en Galicia, en las que Pedro Sánchez sueña con dar un estocada definitiva al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. Los socialistas, con José Ramón Gómez Besteiro de candidato, no se engañan.
Las opciones de desbancar a Alfonso Rueda, sucesor del presidente popular al frente de la Xunta después de 15 años consecutivos de mayorías absolutas del PP, son escasas, y más aún teniendo en cuenta que Sumar y Podemos han decidido presentarse a la cita, para más ‘inri’, por separado. La decisión implica una división del voto de la izquierda con un riesgo no menor de que buena parte de las papeletas no logren transformarse en escaños, dado que la barrera que debe superar cada partido para obtener representación en el Parlamento es alta, del 5%. En la formación aseguran, no obstante, que existe un margen para «la sorpresa» y el jefe del Ejecutivo quiso demostrar ayer que, también en esta ocasión, está dispuesto a no dar por perdida la partida hasta el último segundo.
«¿Sabéis lo que es el ‘sanchismo’? -se preguntó retóricamente en el acto de clausura, interrumpido durante unos minutos por un incidente médico-. Que Feijóo y Abascal no formen Gobierno. ¡Y a Rueda le va a pasar lo mismo!», vaticinó. La implicación de Sánchez en la campaña va a ser máxima. También la del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, convertido en máximo defensor de su sucesor ya en las últimas generales, en las que contra todo pronóstico, Feijóo se quedó sin posibilidad de gobernar.