Diario de León

PP y Vox retoman un pulso que el 23-J restó siete escaños a Feijóo

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Partido Popular y Vox no comparten, ni de lejos, la definición de lo que es un voto útil y del terremoto que puede desencadenar. Ya tras las pasadas generales del 23 de julio el PP acusó a los de Abascal de haberle restado votos fundamentales en favor de las fuerzas de la izquierda y el independentismo. Y de haberlos conseguido, se sostiene en la sede nacional de Génova 13, hoy su rival común Pedro Sánchez no seguiría en la Moncloa. Según un documento interno, al que tuvo acceso este periódico tras el 23-J, si en siete de las circunscripciones donde Vox no obtuvo representación -Pontevedra, La Rioja, Burgos, Albacete, Girona, Lleida y Tarragona- se hubiese elegido la papeleta del PP, los conservadores habrían tenido un escaño extra por cada una de ellas.

Esta controversia ha revivido a lo largo de la última semana tras la petición de Alberto Núñez Feijóo a Santiago Abascal para que no se presenten a las elecciones gallegas del 18 de febrero con el fin, siempre según el criterio del líder del PP, de no favorecer un Gobierno de coalición izquierdista formado por los nacionalistas del BNG y los socialistas. La petición de Feijóo, en cualquier caso, cayó en saco rato y Vox formalizó sus listas en las cuatro circunscripciones en disputa, por mucho que en casi ninguna vaya a poder rebañar siquiera un escaño con el que aspira a resultar decisivo de no revalidar los populares la mayoría absoluta por quinta vez consecutiva.

Uno de esos diputados que bailaron entre ambos partidos en las generales hasta el minuto final del recuento estuvo en Pontevedra, la misma provincia junto a A Coruña en las que ahora izquierda y derecha se vuelven a jugar la presidencia de la Xunta, según apuntan algunas encuestas.

César Calderón, fundador y CEO de la consultoría política y de comunicación Redlines, considera que los argumentos de Feijóo frente a Abascal sí se corresponden con la realidad. «Lo más probable es que en estas elecciones Vox tampoco pase de ser elemento exótico, pero si durante la campaña los números se aprietan, cada sufragio que Vox consiga en las urnas gallegas y no cristalice en escaño, es decir, probablemente todos ellos, serán en realidad un voto en favor de un gobierno presidido por el BNG y con los socialistas como socios», señala. Ignacio Garriga, secretario general de Vox, defendió el pasado lunes que las opciones de su partido pasan por pelear un escaño al BNG en A Coruña y Pontevedra, dos representantes que les daría la oportunidad de entrar en el Gobierno de la Xunta. Calderón, en cambio, cree que este argumento no se sostiene. «Vox -resume el analista- está tan lejos de conseguir escaño en Galicia como Podemos, sus posibilidades de lograr representación son cercanas a cero». La izquierda se frota las manos viendo como las fuerzas de la derecha se enfangan en un cruce de acusaciones, pero tampoco el panorama entre los progresistas permite lanzar cohetes porque Vox concurra a las elecciones. También lo hará Podemos, tras rechazar su militancia integrarse en las listas de Sumar. En 2020 se presentaron unidos en coalición y cosecharon algo más de 51.000 votos que ahora se diluirán entre dos candidaturas.

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