Begoña, el pilar de Sánchez que se apuntaló en la Moncloa
La mujer del presidente ha asumido un papel protagonista en la proyección política de su marido a la vez que ha lanzado su propia carrera profesional
Begoña Gómez irrumpió en la vida pública española el 21 de junio de 2015, el día en que Pedro Sánchez dio su histórico primer gran mitin: una enorme bandera de España presidía el escenario del Circo Price de Madrid donde el recién proclamado aspirante del PSOE a la presidencia del Gobierno expuso las líneas básicas de su ideario. Tras el discurso, Gómez, vestida de rojo socialista, subió a las tablas y se fundió en un abrazo con su marido. En una actuación que recordaba más a Estados Unidos, donde los candidatos se hacen acompañar de su familia, que a la tradicional puesta en escena de los europeos, y en contraposición al segundo plano que eligieron Sonsoles Espinosa y Elvira Fernández, las esposas de José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, la mujer de Sánchez comenzó a participar en el espectáculo de la política. Lo que ni ella ni nadie podía intuir en aquel momento es que su papel llegara a ser tan principal.
Gómez nació en Bilbao en 1975, pero se crió entre la ciudad vasca y el pueblo leonés de Valderas, 1.500 habitantes, donde su familia se dedicaba a la agricultura y la ganadería. Titulada en Márketing por ESIC, empezó a trabajar en 1999 en la empresa Task Force, dedicada a obtener donativos para las ONG, el campo en el que ha forjado su currículum colaborando con Intermon Oxfam y Amnistía Internacional, entre otras organizaciones. Después pasó a la empresa Inmark, donde permaneció 16 años y llegó a ser socia y directora de consultoría en outsourcing comercial. Pero en 2018, el año en que su marido llegó a la presidencia del Gobierno, pidió una excedencia y su carrera profesional aceleró.
En ese 2018 se convirtió en la primera directora del nuevo IE Africa Center, una institución dependiente del Instituto de Empresa que se dedica a fomentar proyectos de innovación en el continente africano, cargo en el que permaneció hasta 2022 y motivo principal, ahora, de sus dolores de cabeza: la investigación del Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid tras la denuncia del pseudosindicato Manos Limpias se centra en la posibilidad de que el IE Africa Center haya recibido dinero de la aerolínea Air Europa meses antes de que la compañía fuera rescatada por el Gobierno con fondos públicos. Al abandonar el IE Africa Center, Gómez pasó a la Universidad Complutense de Madrid para dirigir el máster Transformación Social Competitiva: ODS como estrategia, un cambio de aires que fue criticado porque la mujer de Sánchez no posee una licenciatura.
Buscándolo o por casualidad, todos los focos han apuntado en muchas ocasiones a Begoña Gómez, que ha contribuido a construir el perfil político de su marido desde que en sus inicios en la cosa pública le grabara vídeos caseros con los que luego analizaban, y trataban de mejorar, la oratoria y la gestualidad del incipiente político. Aquel asesoramiento familiar en márketing fue el inicio de una simbiosis entre el candidato y su esposa que se concretó después muchas veces, y no en todas ellas con el beneplácito de los dirigentes del PSOE, que veían mal que Gómez asumiera un protagonismo que no le correspondía.
Así, en abril de 2015, se sumó a la reunión de Sánchez con el entonces secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, en Nueva York, en lo que se consideró entonces como «un gesto de cortesía». Y ese mismo año, en junio, tras un debate electoral, Gómez chupó cámara al colocarse detrás de Íñigo Errejón levantando el pulgar en señal de aprobación cuando el entonces dirigente de Podemos respondía a las preguntas de los periodistas. Mucho más institucional fue su participación en la cumbre de la OTAN que se celebró en Madrid el 29 y 30 de junio de 2022. La prensa del corazón la definió como la «perfecta anfitriona».