Cuando la hipérbole lo contamina todo
El recurso del discurso público a la desmesura ha ocupado la esfera pública desde la segunda década del siglo pero la hipérbole parece haber contaminado ya todo en un proceso en el que la falta de ideas y la búsqueda del clic fácil por parte de los medios se retroalimentan.
En ello coinciden diferentes expertos del ámbito del derecho, la lingüística y la comunicación, que divergen, no obstante, sobre hasta qué punto la polarización política es rentable en una campaña electoral. ¿Estamos ante el triunfo de la hipérbole? «absolutamente», responde el periodista y socio de la consultora de Comunicación Kreab, Antonio San José. «España es una hipérbole en sí misma, toda la vida política y social está ahí. Todo es apocalíptico, histórico e hipertrascendente, es así, y los medios de comunicación no podemos extraernos a esto», añade.
El recurso fácil al titular efectivo, que se viraliza en la comunicación digital, con unos ritmos «acelerados» y poco compatibles con la complejidad política; el «prejuicio despreciativo» sobre los ciudadanos a los que se trata con poco respeto intelectual y la teoría de no pocos estrategas de que la ideología no ‘vende’ se convierten en un peligroso cóctel que, coronado por la falta de ideas, ha llevado el discurso político a la «excitación» permanente.
Así lo sostiene Beatriz Gallardo, catedrática de Lingüística de la Universitat de Valencia, y experta en construcción del discurso público y los efectos en el mismo de la digitalización. «La concepción populista ha impregnado a todos los partidos políticos, porque viene dada por una mala definición de la democracia de un pueblo absoluto y sin límites que lo puede todo. Esa es la radicalización que hacen los populistas y todo político tiene un populista dentro», añade José A. Sanz, constitucionalista de la Complutense.
Los eslóganes, las frases cortas, la búsqueda de la polarización y el ‘me gusta’ en redes....todo forma parte de la «teatralidad» de los populismos, añade Sanz.
Con el telón de fondo de las elecciones europeas, este experto en democracia y populismos no suscribe por completo la sentencia de estar ante los comicios con mayor polarización en España y Europa pero avisa del posible auge de los partidos populistas de extrema derecha y de su impacto en la propia construcción europea. No cree tampoco que polarizar sea siempre sinónimo de triunfo electoral, pero es verdad, añade, que los «partidos populistas sí que polarizan y sus grandes logros electorales» son usando esta estrategia.
Sobre los rasgos del discurso populista, Beatriz Galindo señala que se caracteriza por boicotear el diálogo -de ahí los insultos-, es siempre monológico, por eso es idóneo para la narración y los mitos, a diferencia del discurso político, que es de naturaleza argumentativa. «Pero lo realmente definitorio del discurso populista es la escisión del «nosotros» político entre «yo, el líder» y «vosotros, el pueblo» («la gente», «la España que madruga»...). Este triángulo populista se apoya en los hiperliderazgos», explica la experta.