Diario de León

Los reyes Felipe y Letizia esta misma semana. CHEMA MOYA

Publicado por
S. Rodríguez
Madrid

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De un día para otro, el despacho de Zarzuela que don Juan Carlos había ocupado desde principios de 1963 y hasta su abdicación tras 39 años en el trono cambió de dueño. Se mantuvo todo pero los cambios comenzaron pronto. Tras el verano de 2014, apenas unas semanas después de la proclamación del nuevo rey, Felipe VI pidió colgar en la pared que le cubre desde entonces la espalda un cuadro de Carlos III, uno de los monarcas mejor considerados de la historia de España, que reinó en la segunda mitad del siglo XVIII y al que se asocia a una era de progreso y modernidad. «Una Monarquía renovada para un tiempo nuevo», había anunciado don Felipe el 19 de junio de hace ahora diez años ante las Cortes. No era un gesto menor en una institución que acostumbra a dar pasos cortos, que mira al pasado para que tradición y futuro vayan de la mano al compás de la sociedad.

El cambio de papeles en Zarzuela fue todo lo natural que podía esperarse. En esta primera década de reinado lo prioritario era asentar la institución, dotarla de los mecanismos precisos que propició, por ejemplo, que en 2022 el Portal de la Transparencia la evaluara con un sobresaliente. Zarzuela también empezó a publicar este año en la plataforma de Contratación del Estado licitaciones públicas. No solo el Rey ha cambiado de sombra, también la reina Letizia centrada en un papel de proyección más pública. A Felipe VI le acompaña ahora Camilo Villariño, nacido en Zaragoza cuatro años antes que el Rey. Este diplomático, jefe de gabinete de ministros de Asuntos Exteriores del PP y PSOE, y en los últimos años junto a Josep Borrell al frente de la diplomacia de la Unión Europea, se ha hecho cargo de una casa con un centenar largo de funcionarios. Doña Letizia, por su parte, ha despositado su confianza en María Jesús Ocaña, abogada del Estado.

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