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Rovira exige a Sánchez un cara a cara para desencallar la investidura de Illa

Puigdemont está decidido a regresar a Cataluña aun a riesgo de ser detenido: quiere presionar a ERC

Marta Rovira a su llegada a la Asamblea Nacional de Mujeres de ERC en Olessa de Montserrat. SIU WU

Publicado por
Cristian Reino
León

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El independentismo ha celebrado el regreso de Marta Rovira y los otros cuatro huidos en Ginebra como una victoria contra el «Estado opresor», pero siempre añadiendo el matiz de que se trata de un triunfo incompleto, pues aún faltan Carles Puigdemont, Lluís Puig y Toni Comín, todo ellos en Bruselas desde octubre de 2017.

La situación legal de los tres dirigentes postconvergentes es distinta. El Tribunal Supremo ya les ha cerrado la puerta a pesar de la entrada en vigor de la ley de amnistía y les ha advertido de que si ponen un pie en suelo español serán detenidos y puede que también enviados a prisión. Carles Puigdemont, aun así, insiste en que volverá para el pleno de investidura.

El regreso de Rovira debería servir para allanar la elección de Illa, pues —según el PSC— supone un paso hacia la normalización política de Cataluña, a pesar de que no tenga que ver con la ley de amnistía y sí con un error del juez instructor. Rovira evitó referencias a las negociaciones el día de su regreso, en que se centró más en los mensajes en clave interna, para cerrar la crisis en su partido y tratar de calmar a las bases republicanas, que son las que tendrán que decidir a la postre sobre la investidura.

Pero ayer, la secretaria general y presidenta en funciones cogió el toro por los cuernos y reclamó en una entrevista en naciodigital una reunión cara a cara con Pedro Sánchez. Los republicanos creen que el presidente del Gobierno aún se tiene que mover más en la cuestión de la financiación singular de Cataluña.

En Esquerra han llegado a la conclusión de que no quieren ni oír hablar de elecciones anticipada, por lo que su única baza es apretarle a Sánchez.

Puigdemont, mientras, intenta pescar en río revuelto. Fuentes de su interno insisten en que está decidido a cumplir su palabra de volver. Y que su retorno no será una balsa de aceite como el de Rovira. Hace semanas que la ANC alimenta una especie de movilización multitudinaria en torno al expresidente para intentar evitar o al menos dificultar su detención. En Junts admiten la dificultad de una operación de este tipo. Pero Jordi Turull, días atrás, llamó a la «reacción del país» ante la detención del postconvergente. Apelaba a la movilización de la gente y también a los dirigentes de ERC, que deberán decidir si apoyan la investidura de Illa con Puigdemont, quizá, entre rejas.