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Junts boicoteará la investidura de Illa

El partido independentista dice que pedirá la suspensión del pleno si Puigdemont es arrestado al volver a España El PSC gobernará en solitario con apoyos de ERC y los comunes. Los independentistas no entran en el Gobierno

El president del Parlament, Josep Rull, junto al socialista catalán Salvador Illa. QUIQUE GARCÍA

Publicado por
M.a. Alfonso /
León

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Pactados los apoyos con Esquerra y los comunes y con fecha ya en el calendario para su investidura -el pleno se celebrará este jueves, a partir de las 10:00 h.-, a Salvador Illa solo le queda superar el último obstáculo para convertirse en presidente de la Generalitat de Cataluña. Pero el bache no es para nada menor: el regreso en las próximas horas y la eventual detención de Carles Puigdemont casi siete años después de huir a Bélgica. Junts confirmó este martes que pedirá la suspensión del pleno si el expresident es apresado, una decisión que justifica bajo el argumento de que se le estará «impidiendo ejercer su derecho a votar como parlamentario electo». Todo pese a que el Tribunal Supremo no considera que la ley de amnistía se pueda aplicar al delito de malversación, lo que significa que se mantiene en vigor la orden de busca y captura dictada contra él. Pero la decisión final corresponde únicamente a la presidencia de la cámara, que Junts controla en la figura de su dirigente Josep Rull.

Y si finalmente no se aplaza la sesión, la idea de Junts, como avanzó este martes el secretario general del partido, Jordi Turull, es directamente boicotear la investidura al abandonar sus 35 diputados el salón de plenos, un hecho que elevaría la presión sobre ERC. El dirigente soberanista insistió en una entrevista en TV3 que el expresident tiene un «compromiso» de asistir a la cita, que no tiene pactado nada con los Mossos acerca de su regreso y que su presencia en el escaño habrá que interpretarla como «una victoria del independentismo». Si es arrestado de camino al Parlament, sentenció, «Junts pedirá que el pleno no se celebre», y añadió que si el aplazamiento no es atendido -para ello, habría que fijar una nueva fecha- «los que seguro que no van a estar allí van a ser los diputados de Junts», zanjó. Los posconvergentes descartan que el aplazamiento se alargue ‘sine die’ y creen que habrá que esperar, al menos, a que se sepa qué hace el juez instructor del 1-O, Pablo Llarena, con Puigdemont: si le manda a prisión o le deja en libertad condicional. De hecho, su diputado Agustí Colomines reconocía en su blog personal que «en ningún caso la represión española impedirá que Cataluña tenga un gobierno, aunque no sea de nuestro agrado».

No es el único grupo que se manifestó en ese sentido. La portavoz parlamentaria de los republicanos, Marta Vilalta, aseguró que «seguramente será necesario suspender o aplazar» el pleno en caso de que se produzca la detención, aunque matizó alegando que las instituciones catalanas «no pueden estar sujetas» a los tiempos del Tribunal Supremo y que debería reanudarse la investidura «lo antes posible». Los comunes, que también se convertirán en socios de investidura del PSC, se expresaron en la misma línea. La única certeza es que Rull convocará hoy a la diputación permanente del Parlament para informar de que Illa le trasladó ayer, durante la ronda de consultas celebrada con todos los grupos parlamentarios, que dispone de los apoyos necesarios para convertirse en presidente de la Generalitat. También informará a los diputados que componen este órgano de su propuesta de celebrar este jueves, a las 10:00 horas, la primera ronda de la sesión de investidura.

Esta, en principio, debería bastar, ya que el candidato socialista cuenta, salvo giro de guión de última hora, con los votos del PSC, Esquerra y los comunes, lo que se traduce en 68 apoyos, la cifra mínima necesaria para alcanzar la mayoría absoluta.

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El expresident dice tener un «compromiso» de asistir a la cita, pero no hay pacto con los Mossos

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«Seguramente será necesario suspender o aplazar el pleno en caso de detención»

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Aragonès calificó el pacto fiscal como el «mayor avance hacia la independencia desde 1977»

Salvador Illa ultima su futuro gobierno que, de inicio, será monocolor y estará solo formado por miembros del PSC. Esquerra ha rubricado su respaldo al líder de los socialistas catalanes, pero rechaza reeditar un nuevo tripartito. Los republicanos, que en las elecciones del pasado 12 de mayo perdieron hasta 13 diputados, prefieren someterse a una travesía por el desierto y lejos de los focos durante la que deberán elegir a una nueva dirección y el rumbo ideológico del partido. Tampoco los comunes han mostrado interés por ocupar consejerías de momento, aunque no descartan exigirlas en un futuro, según evolucione la legislatura, señaló este lunes su jefa de filas, Jéssica Albiach. Dentro del futuro Ejecutivo catalán hay dos nombres que se dan por seguros, tal y como avanzó el propio Salvador Illa durante la campaña electoral para aplacar el malestar que cunde entre la ciudadanía catalana por el aumento de los índices de delincuencia. La consejera del Interior será Núria Parlón, alcaldesa de Santa Coloma de Gramanet desde 2009 y que logró la mayoría absoluta en las tres últimas legislaturas. El director general de los Mossos, un cargo político, será Josep Lluís Trapero, el máximo responsable de la policía autonómica durante el referéndum ilegal del 1-O y que fue absuelto por la Audiencia Nacional del delito de sedición.

Pere Aragonès se despidió ayer de su cargo de presidente de la Generalitat catalana una vez constatado que Salvador Illa reúne todas las condiciones para sucederle tras la sesión de investidura que se celebrará este jueves en el Parlament de Cataluña. Lo hizo tras dirigir su última reunión semanal del Govern, celebrada en la misma jornada en la que su partido, Esquerra, confirmaba al presidente de la cámara que apoyarán al exministro socialista, al igual que los comunes y el PSC.

El dirigente republicano, que ha ocupado el puesto desde mayo de 2021, cuando formó Ejecutivo de coalición junto a Junts -y luego en solitario desde 2022-, alabó los logros conseguidos en la última legislatura. El más reseñable, especificó, el pacto alcanzado para reconocer la «singularidad» catalana en el modelo de financiación territorial. «El mayor avance en la soberanía de Cataluña» desde 1977, zanjó, en referencia a la recuperación del autogobierno tras el franquismo. Aragonès ya confirmó su retirada de la política el pasado 13 de mayo, el día después de los comicios autonómicos en los que ERC quedó relegado a tercera fuerza política, con 20 diputados -13 menos que en 2021-. Un resultado que abrió una profunda crisis en la formación, con facciones internas enfrentadas y una orfandad en el liderazgo que se extenderá, al menos, hasta que celebren su congreso en otoño. El dirigente catalán no quiso confirmar si su decisión será para siempre.