Diario de León

Pedro Sánchez, en modo vacaciones, desdeña referirse al error de los cuerpos de seguridad

Sin rastro del presidente del Gobierno a pesar de la bufonada con la que Puigdemont ha desmontado al Ejecutivo

Llegada del líder de Junts Carles Puigdemont a las inmediaciones del Palau de la Generalitat de Catalunya, donde se celebra el pleno del debate de investidura del socialista Salvador Illa como nuevo presidente de la Generalitat, con el apoyo de PSC, ERC y Comuns.-EFE/ Alberto Estevez

Llegada del líder de Junts Carles Puigdemont a las inmediaciones del Palau de la Generalitat de Catalunya. ALBERTO ESTÉVEZ

Publicado por
S. Rodríguez
Madrid

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La Moncloa está en modo vacaciones, carece prácticamente de proyección pública desde que comenzó agosto. Ni siquiera el esperpéntico espectáculo que ofreció Carles Puigdemont este jueves en Barcelona, donde reapareció para darse un baño de masas ante 3.500 incondicionales antes de fugarse de nuevo ante la mirada atónita del país, ha llevado al Gobierno a salirse de un guion que no es improvisado.

El silencio responde a una estrategia que persigue rebajar decibelios tras un agitado curso político que se dejó muchos temas pendientes para septiembre. De puertas adentro de Moncloa, aclaran, la actividad continúa, preparando el próximo curso que se presenta tan empinado como el anterior.

El objetivo prioritario tras el descanso estival es la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, los primeros de una legislatura, la decimoquinta, en la que el término más repetido hasta ahora ha sido amnistía. Y para lo que será necesaria la participación de las formaciones que permitieron en otoño a Sánchez alcanzar la presidencia, incluido Junts.

«Normalidad»

Pese a los últimos acontecimientos —el acuerdo PSC-ERC para hacer presidente a Salvador Illa—, «nosotros seguimos con absoluta normalidad, relacionándonos con Junts como hemos hecho hasta la fecha», destacó ayer María Jesús Montero, quien puso así fin a semanas alejada del foco.

La toma de posesión de Salvador Illa como presidente de la Generalitat ha propiciado la reaparición en escena de cinco ministros del Gobierno al tiempo, después de que los miembros del Gabinete de Sánchez prácticamente liberaran su agenda con el inicio del mes de agosto. Hasta ayer, tan solo Pilar Alegría y Félix Bolaños habían tenido actividad, como espectadores de los Juegos Olímpicos de París. Junto a la vicepresidenta del Ejecutivo y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, estuvieron ayer en el Palau de la Generalitat el ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, así como el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu (a quien Illa por cierto no nombró en su discurso); el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, y la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant.

Y este acto también permitió escuchar por primera vez a Montero referirse al acuerdo suscrito entre el PSC y ERC para dotar a Cataluña de una financiación singular. «El PSOE apoya en su totalidad el acuerdo. A partir de ahí, hay cuestiones que tienen que ver con cambios normativos y tendremos que ser capaces de concitar el acuerdo con el resto de los partidos del arco, pero evidentemente nos sentimos cómodos con este acuerdo», dijo.

La vicepresidenta del Gobierno destacó que «si el acuerdo tiene una seña de identidad es el de la solidaridad con el resto de territorios. Persigue la igualdad en la prestación de los servicios públicos en el conjunto del territorio español». Montero abogó también por «avanzar en la federalización del Estado», y hacerlo ahora desde las competencias de tributación, para acompañar, dijo, «esa vocación de autogobierno que existe en Catalunya y existe en el resto de España».

La negación de Montero

En la última reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera, dos semanas antes de que se cerrara el pacto para la independencia fiscal de Cataluña, Montero negó con rotundidad que «el PSOE fuera capaz de aprobar tal agravio autonómico» y que su partido no mantenía «negociaciones bilaterales sobre la financiación singular de Cataluña».

Su silencio desde entonces era más que elocuente, sin más actividad en redes sociales que para lamentar el domingo pasado lo injusto que el deporte ha sido con Carolina Marín, lesionada cuando ya rozaba la final de bádminton en París

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