Marlaska responsabiliza a los Mossos de la huida de Carles Puigdemont
Interior confesó que no activó servicios extraordinarios hasta la fuga del expresident
La vuelta de Carles Puigdemont a Cataluña para participar en la toma de posesión de Salvador Illa fue anunciada días antes por Junts. El miércoles, 24 horas antes de que el prófugo reapareciera durante unos minutos bajo el Arco del Triunfo de Barcelona, el Consell de la República fijó incluso la hora exacta en que el expresident se iba a dirigir a sus acólitos, las 9:00 horas. Minutos antes de la hora prometida por los organizadores, Puigdemont se paseó por la calle Trafalgar, en pleno distrito ‘Ciutat Vella’, en el corazón de la ciudad condal, en dirección al escenario, con la única compañía de ‘dos escoltas’ y Jordi Turull. Allí entre 3.500 y 4.500 le vieron venir y le dispensaron una calurosa bienvenida.
Sin embargo, ni Policía Nacional ni Guardia Civil fueron capaces «en momento alguno» de «detectar» la presencia del prófugo más buscado de España. Ni antes ni después del número de escapismo. Y no se le localizó, entre otras cosas, porque la fuerzas de Seguridad del Estado no pusieron en marcha previamente ninguna operación de los servicios de información o inteligencia «extraordinaria» para tratar de anticiparse a los movimientos del líder de Junts. Se limitaron a esperar que cayese en algún control de carretera ordinario, ya que blindar las fronteras hubiera sido contrario a la normativa Schengen.
En cualquier caso, la responsabilidad principal del rocambolesco episodio del 8 de agosto sería de la policía catalana por rechazar el «apoyo operativo» que se le brindó desde Madrid.
Esas, en esencia, son las cuatro líneas centrales del informe que el Ministerio del Interior remitió este martes al juez del Supremo Pablo Llarena, quien la pasada semana pidió explicaciones oficiales al departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska (también lo hizo en otra resolución a los Mossos d’Esquadra) de por qué las fuerzas de seguridad del Estado no lograron capturar a Puigdemont en su fugaz y anunciada visita a Barcelona.
Los responsables de Interior, a pesar del fracaso a la hora de localizar al fugado tanto antes como después de su intervención en los alrededores del Parlament y de quedarse muy lejos de movilizar todos sus recursos para dar con el paradero de Puigdemont, en su informe tratan de borrar cualquier sombra de duda sobre una supuesta connivencia con el fugado para permitir que realizara con impunidad su aparición estelar en el Passeig de Lluís Company. y que luego se esfumara. Marlaska garantiza a Llarena que la detención de Puigdemont «ha sido, es y será, hasta su cumplimiento, un objetivo operativo para todas las unidades y servicios policiales del Ministerio del Interior», puesto que el exlíder postconvergente -recuerda el documento- está incluido en la Base de Datos de Señalamientos Nacionales desde el 3 de noviembre de 2017, «con sucesivas modificaciones posteriores en función de las distintas situaciones procesales del expresident».