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La convulsión de Ábalos se mueve entre el ‘caso Koldo’ y la amenaza al PSOE

El exministro cambió su voto en el Congreso tras la auditoría de Puente mientras el juez no lo considera perjudicado

El exministro José Luis Ábalos esta semana en el Congreso. MARISCAL

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MATEO BALÍN
madrid

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Pocos políticos han tenido una vuelta de curso tan convulsa como José Luis Ábalos. El que fuera ministro caído en desgracia de Pedro Sánchez ha visto cómo en menos de un mes se le han acumulado los frentes de batalla. El origen de todos sus embrollos sigue estando en el llamado ‘caso Koldo, que se instruye en un juzgado de la Audiencia Nacional y en el que por ahora no está imputado. No obstante, las revelaciones del sumario sobre su estrecha relación con el que fuera su asesor de confianza Koldo Gracía, el hombre de los recados en sus tres años al frente del Ministerio de Transportes (2018-2021), siguen marcando su camino.

Como integrante del Grupo Mixto en el Congreso desde finales de febrero —cuando estalló la trama de la compra de mascarillas y el PSOE le exigió sin éxito dejar su acta de diputado—, Ábalos ha optado por soltar lastre cada vez que le aprieta el cinturón judicial. El primer damnificado ha sido el Grupo Parlamentario Socialista. El que fuera hombre fuerte de la ejecutiva del partido aprovechó esta semana para empezar a marcar distancias con sus antiguos compañeros. Se abstuvo en las propuestas del PP para el reconocimiento de Edmundo González como presidente electo de Venezuela y contra la financiación singular de Cataluña. Un aviso a navegantes con efectos directos en la raquítica mayoría parlamentaria que sostiene al Gobierno. «Desde ahora votaré en conciencia; ya no seré seguidista del PSOE», anunció el pasado 28 de agosto, en plena marejada por la difusión del informe de Transportes sobre la auditoría encargada por el ministro Óscar Puente sobre los contratos bajo sospecha durante la pandemia.

Este documento señaló la autoría de Ábalos en la decisión tomada el 20 de marzo de 2020, cuando cambió de opinión en solo 38 minutos y ordenó duplicar de cuatro a ocho millones las mascarillas chinas adquiridas por el ministerio a Soluciones de Gestión. La empresa clave de la trama que está siendo investigada por el cobro de comisiones presuntamente irregulares. Que este informe señalara al político valenciano de 64 años fue para él un punto de no retorno. «Más que una auditoría parece un tribunal de honor, que está prohibido por la Constitución. Lo que no se puede hacer es una investigación judicial paralela», reprochó. Fue la derivada en los tribunales lo que realmente le incomodó, ya que pocos días después el juez Ismael Moreno mandó a la UCO al ministerio para llevarse una copia de las 89 páginas de la auditoría para incluirla en el sumario.

Filtraciones de correos

A partir de ese momento, el exnúmero tres del PSOE contraatacó. Pidió al juzgado personarse como perjudicado en la causa, presentándose como una víctima «improcedente» de la auditoría, que se publicó «de forma instrumental buscando exclusivamente la fijación estanca de responsabilidad», afeó. Pero el juez rechazó el miércoles pasado esta tesis porque para considerarse afectado es necesario «un plus superior». Cerrada esta puerta y pese a que «hasta la fecha» no hay motivos para pedir al Tribunal Supremo su imputación en su condición de aforado, Ábalos permanece a la espera de un informe clave de la Fiscalía Anticorrupción sobre el volcado del material incautado a Koldo García que podría comprometer su inocencia.

La única noticia positiva en estos días fue el anuncio de la Fiscalía de Madrid de que apreciaba indicios de revelación de secretos por parte de «servidores públicos» —en referencia a los investigadores policiales del caso— por las «filtraciones reiteradas» del sumario que afectan a su esfera personal, según denunció Ábalos. Hablamos de negocios inmobiliarios, viajes de placer y hasta la identificación de acompañantes que se han ido conociendo por correos corporativos de su asesor incluidos en el sumario, y por los que aquel ha tenido que dar explicaciones.

Fue el pasado martes en una radio nacional cuando le preguntaron por la compañía de una tal Jessica. Contestó que siempre le pagó sus viajes y negó la veracidad de unos mails comprometedores. «Son falsos porque me los envié yo mismo para tender una trampa a otra persona. Es una historia muy larga», zanjó para no dar más detalles.