El anuncio de una entrada masiva a Ceuta obliga a Marruecos reforzar la frontera
Madrid y Rabat despliegan decenas de agentes para contener a 300 migrantes reunidos a través de redes sociales
La agreste frontera terrestre entre Ceuta y Marruecos y la costa próxima a la playa del Tarajal volvió a ser escenario este domingo de un intento de entrada masiva de migrantes a través de la valla de seguridad o a nado por mar. Madres con niños pequeños, incluso una de ellas con un bebé a brazos. Menores con apariencia de no alcanzar los 10 años y ciudadanos marroquíes, argelinos o subsaharianos (de forma mayoritaria) formaron una gran bolsa humana, de unas 300 personas, que fueron convocados por videos difundidos en redes sociales. «Quedamos el 15/09», «Ojalá 15/9» o «15/9 Fnideq-Ceuta», eran algunos de los mensajes. Una campaña perfectamente orquestada en la plataforma TikTok por redes de tráfico de personas. Una misión que si este domingo no logró su objetivo fue porque, primero la policía marroquí, que se empleó a fondo dispersando al grupo en los montes próximos a Castillejos, y luego las fuerzas de seguridad españolas, reforzando y cerrando parcialmente la frontera física, lograron en buena medida contener.
La novedad esta vez fue que Rabat activó un importante despliegue de seguridad en su territorio como pocas veces se había visto. Con la destacada presencia de decenas de policías antidisturbios, furgonetas de intervención y material de protección. Los gendarmes fueron recibidos con piedras y palos y tuvieron que intervenir para dispersar la bolsa humana convocada en una zona llamada Finca Berrocal.
Pero antes ya se habían producido incidentes en la misma localidad de Castillejos (Fnideq), a escasos siete kilómetros de Ceuta, con entradas y registros en viviendas utilizadas por las redes criminales que trafican con los migrantes. También con los monitoreos en la estación de autobuses y tren para identificar la presencia de potenciales participantes en el salto llegados desde otros lugares.
Hartazgo interno
La imagen de este domingo, en suma, nada tiene que ver con lo sucedido en otros episodios pasados. En los que Marruecos ejemplificó su recelo con España ejerciendo una clara dejación de funciones en la zona fronteriza. Ahora, hace todo lo contrario. No solo el Gobierno de Aziz Ajanuch quiere mostrar a sus homólogos una eficaz colaboración tras las nuevas relaciones diplomáticas inauguradas con el cambio de posición de Pedro Sánchez sobre el Sáhara Occidental. En clave interna, Rabat necesita responder ante su propia población civil, ante las familias que piden que se localice a sus hijos desaparecidos y ante las madres que acuden a la frontera buscando a sus menores huidos. También ante el enfado que crece entre los moradores de Castillejos, unos 77.000 habitantes, por el descontrol social y la falta de soluciones que afectan directamente a su fuente de riqueza, el turismo.
Durante el mes de agosto, las autoridades marroquíes han impedido que un total de 14.648 personas entraran de forma irregular en las ciudades españolas del norte de África, nadando o saltando las vallas de la frontera, según datos del Ministerio del Interior del país vecino.