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TEMPORAL INUNDACIONES

Con drones, helicópteros, perros, neoprenos.. Así trabajan los guardias civiles en la dana

Sagrario Ortega

Miembros de la Unidad canina de la Guardia Civil que ha intervenido en el hallazgo de la persona encontrada este domingo en Letur, donde los vecinos continúan con las labores de limpieza de calles y viviendas afectadas por el paso de la dana. EFE/Manu

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Sagrario Ortega

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Trabajan más de doce horas diarias con perros, con drones, con helicópteros, con trajes de neopreno... Son guardias civiles que, en cuanto fueron activados, se pusieron manos a la obra para salvar vidas, localizar y recuperar cadáveres o evitar saqueos.

Según datos oficiales, más de 5.000 agentes de este cuerpo trabajan codo con codo con los militares, los bomberos, los policías nacionales, los policías locales, los miembros de Protección Civil, los voluntarios...

EFE ha hablado con agentes de cuatro especialidades del instituto armado para conocer la labor que desarrollan en la zona afectada por la dana.

30 buzos y 1.500 actuaciones con riesgo de infecciones

El capitán Sergio Hernández coordina las labores de los agentes del Grupo de Especialidades Subacuáticas (Geas), los 'buzos', en la zona de Valencia. Horas después de lo peor de la dana, las unidades de Valencia y de Alicante fueron activadas, así como los alumnos del curso de la especialidad. Se suspendieron sus clases y entraron en acción.

Eran treinta buceadores repartidos en las localidades de la 'zona cero' con una primera misión: bucear garaje por garaje intentando encontrar desaparecidos. Y cuando se encuentran cadáveres, realizar labores de Policía Judicial, como identificar a los fallecidos a través de una inspección técnico ocular, algo que les diferencia de otras unidades que trabajan en el lugar.

Desde que comenzaron las labores de búsqueda -explica el capitán-, los 'buzos' han llevado a cabo 1.500 actuaciones en la 'zona cero', calle por calle, en viviendas anegadas con metro y medio de agua, putrefacta ya tras varios días estancada. "Ya corremos riesgo de infección", asegura el capitán.

Para evitarlo, entran lo más rápido posible con el mayor número de 'buzos' posible. "Y salimos rápido, porque aquí la rapidez es fundamental", recalca.

Cuando salen de esas aguas, se desinfectan. Para ello, cuentan con equipos de descontaminación.

La intervención por esta dana es la "más difícil, la más triste y la más trágica" a la que el capitán se ha enfrentado nunca. "Habíamos vivido muchas inundaciones, pero no de esta magnitud", dice.

Los 'geas' intentan superar el schok de esta situación compartiéndolo con los compañeros por la noche, hablándolo. Les ayuda para afrontar el día siguiente, otro más de trabajo de sol a sol. "Cuando hay que estar, hay que estar", concluye el capitán.

Sumergirse con perros adiestrados

David García es jefe de la Unidad Cinológica central. Está al mando de un equipo de ocho agentes y de cuatro perros adiestrados en la búsqueda de cadáveres, incluso en los que pudieran estar sumergidos. Para ello, utilizan dos zodiac.

Antes de desplazarse a la provincia de Valencia, los perros ya actuaron en Letur (Albacete), una localidad especialmente sacudida por la dana. De hecho, en la localización de uno de los últimos cadáveres hallados en ese municipio, tuvo mucho que ver uno de los perros de esta unidad.

Son perros adiestrados en la localización de cadáveres en grandes superficies y sumergidos. Pero en este caso, la labor es más difícil, como asegura el capitán García.

Y ¿por qué lo es?. García lo explica así a EFE: "En el terreno que buscamos está ya todo enterrado. Los cuerpos también. Han quedado sepultados en una especie de tumba". Y es que todo ese fango no ha dejado hueco para que pueda emanar un olor que detecten los perros.

Pero no solo eso. Por ejemplo en la Albufera o en las desembocaduras de los ríos, tanto la maleza como los animales muertos dificultan la labor de los perros por el olor que desprenden, que puede "tapar" el del cadáver humano.

Como los 'buzos', estos guías y sus perros hacen jornadas maratonianas. Más aún porque antes de que amanezca, el guía ha tenido que sacar al perro -sobre las 5 de la mañana- para darle un paseo, darle de comer, etc... Luego le toca al agente desayunar. Entre 14 y 16 horas duran sus jornadas.

La tragedia desde arriba

El teniente coronel Juan José González Ramos, jefe del Servicio Aéreo de la Guardia Civil en Valencia, ha visto de todo desde arriba, pero nunca como en esta ocasión. Le ha asombrado "no solo el terreno tan extenso de la inundación, sino la gravedad de los daños que ha ocasionado" la dana del pasado 29 de octubre.

Lo ha visto y lo ve, como sus compañeros, desde arriba, desde los helicópteros no solo de Valencia, sino de otras zonas de la Guardia Civil, como Madrid o Granada, que se han sumado a las labores de rescate -los que cuentan con grúa- y a las de grabación y emisión al puesto de mando de la situación en la que se encuentran infraestructuras como puentes, autovías o vías férreas.

Ya el mismo día 29 por la noche recibieron el aviso de la dana, pero a esa hora ya no podían salir porque no verían nada. A primera hora del día 30, cuando aún llovía y las nubes estaban "bajísimas", despegaron hacia Alzira.

La gente pedía auxilio desde los tejados y los agentes, incluido uno del grupo de montaña, no daban abasto para rescatar a personas. "Rescatamos a todos los que pudimos, a los que la autonomía del combustible nos permitió", recuerda el teniente coronel.

No han contabilizado el número de personas salvadas, pero este guardia civil cuenta que también rescataron a mascotas, como al perro que una mujer tenía en brazos en un patio de su vivienda totalmente rodeada de agua.

"Puede ser peligroso meter a un animal por las 'parábolas' del helicóptero", pero "nos dio tanta pena, que lo hicimos", continúa González Ramos.

"No sientes el cansancio, ni hambre, ni nada. Estás viendo a gente en apuros y estás dedicado a esa labor. Pero no es el cansancio físico el que te hace mella, sino el psicológico, el recibir tantas noticias y cada vez peores", manifiesta el teniente coronel.

Veinte drones para 'escudriñar' palmo a palmo

Donde no alcanza el 'ojo' del helicóptero, llega el del dron. Veinte de estos vehículos aéreos no tripulados escudriñan palmo a palmo las zonas asoladas por la dana para ayudar en la búsqueda y localización de desaparecidos.

Pero también, como explica a EFE el teniente coronel Sergio Marín López, jefe de esos drones y contradrones, se han convertido en un gran apoyo para las unidades de tierra, porque con ellos se peinan barrancos, se 'inspeccionan' casas aisladas para comprobar que todo está en orden o se detecta la presencia de cuerpos en el mar.

Incluso -recalca Marín-, y como ocurrió hace dos días, pueden servir de iluminación mientras se saca un cadáver del fango.

El teniente coronel, que destaca que su unidad fue de las primeras en llegar a la zona afectada por la dana, considera que la "versatilidad" de estos aparatos ayuda, y mucho, en los trabajos de recuperación tras una catástrofe como la de la dana.

Sin la preparación exhaustiva de un piloto, quien dirige un dron puede hacer que este aparato reconozca de forma inmediata hasta un kilómetro de recorrido, si bien es verdad que ya hay unidades no tripuladas que recorren hasta 20 kilómetros a su alrededor.

En suma, son solo cuatro ejemplos de la labor de la Guardia Civil en la dana y de sus agentes que, como indica Marín- "cuando no vuelan un dron, cogen una pala y quitan barro".

"Cuando sucede una cosa así, intentamos poner todo lo mejor de nosotros mismos para ayudar a la población. Para eso estamos. Lo hacemos con gran orgullo", enfatiza Marín.

Helicóptero de la Guardia Civil en labores de búsqueda de los desaparecidos en Letur (Albacete), este lunes. Continúa la búsqueda de cuatro personas desaparecidas en Letur (Albacete) tras la riada del martes 29 de octubre, mientras que el Gobierno de Castilla-La Mancha constituye la comisión de coordinación para la reconstrucción de este municipio albacetense, gravemente afectado por la DANA.EFE/ Manu.

Expertos de la Guardia Civil buscan cuerpos sin vida entre los vehículos entre los cimientos de un edificio en construcción, este sábado, en Paiporta, Valencia. EFE/ Biel Aliño.