TEMPORAL INUNDACIONES
Voluntaria en Catarroja: "Se nos han saltado las lágrimas de ver lo poco que necesita: un abrazo"
Voluntarios recorren puerta a puerta para repartir productos en las localidades afectadas por la Dana
"Hemos ido a una casa, le hemos dicho qué necesitaba y la mujer ha dicho 'necesito esto', y ha empezado a abrazarnos", ha contado a EFE Isabel, que con un grupo de voluntarias recorre Catarroja para repartir por la calle, y puerta a puerta, productos a los afectados por la dana, pero también cariño.
Isabel es uno de los cientos de voluntarios (la mayoría jóvenes) que deambula este domingo por Catarroja con bolsas, mochilas e incluso carros de la compra llenos de alimentos, ropa, medicinas, productos de higiene y de limpieza, preguntando a los vecinos que van encontrándose por el camino qué necesitan.
Las botas de lluvia no parecen tan necesarias en esta localidad valenciana situada en la zona cero de la dana, ya que es habitual encontrar pares abandonados en las aceras.
Ahora, doce días después de la catástrofe, han cogido el relevo otros productos entre los más demandados, como por ejemplo escobas, fregonas y jabón de lavadora.
"Tenemos calcetines secos, braguitas, calzoncillos... se vuelven locos con la ropa interior. Pero lo que más pide también la gente es (la hidrolimpiadora) Kärcher, que ahora hace falta limpiar más a fondo", comenta Isabel.
La importancia de un abrazo
En algunos casos, los voluntarios preguntan a las personas que ven asomadas por las ventanas y balcones, o incluso llaman directamente a las casas para averiguar cuáles son las necesidades de los vecinos, especialmente de las personas mayores, que tienen más dificultades para salir y caminar por el barro, todavía muy presente en las calles de Catarroja.
Y sorprendentemente, como narra Isabel, hay vecinos que les han pedido un simple abrazo, como la mujer a la que han visitado este domingo en su casa.
"Se nos han saltado las lágrimas de ver lo poco que necesita: un abrazo, el cariño de la gente y saber que entre todos podrán salir de esto", añade la voluntaria.
Ayuda a través de los telefonillos
Otro equipo de voluntarios recorre Catarroja en bicicleta y va llamando directamente a los telefonillos de las personas que han solicitado ayuda, muchas de ellas de edad avanzada y que forman parte de un listado elaborado por una asociación de vecinos.
"Preguntamos cuántas personas son, si pueden calentar (comida) y qué necesitan de limpieza", explica Viviana.
Junto a un compañero voluntario, Viviana va entregando los productos que llevan a mano y que les reclaman los vecinos. Y, en el caso de que quieran comida caliente, van al punto de entrega de material para cargar con platos y llevarlos de nuevo a las casas.
Asegura que los productos de limpieza, y sobre todo la lejía, es lo que más les demandan los ciudadanos de Catarroja, que tras varios días sin agua corriente tienen ya al menos la posibilidad de lavar su ropa.
Entrega de fruta fresca a pie de calle
Otro grupo de voluntarios se para por la calle y ofrece piezas de fruta fresca a Concordia, de 81 años, que acepta encantada una bolsa llena de mandarinas y manzanas.
"Hay mucha, mucha, mucha ayuda (de voluntarios), o sea que no nos podemos quejar, por lo menos yo no me quejo", dice la mujer, que se alegra de haber sobrevivido a las inundaciones y lamenta que el aviso de las autoridades el pasado 29 de octubre "fuera tan tarde".
En su caso, le preocupa especialmente la situación de su marido, que debido a su estado de salud necesita "mucha medicación", aunque por el momento están en contacto con el Hospital La Fe, de la capital, y tienen recursos suficientes.
Como ella, otros vecinos de Catarroja agradecen la ayuda desinteresada de tantos voluntarios, algunos de ellos con carteles de agradecimiento en puertas y ventanas, aunque muchos se siguen quejando de la falta de ayuda institucional en los primeros momentos de la tragedia.