La comisión comienza la investigación sin oír a los protagonistas, sin documentos y sin plan de trabajo

La comisión que desde ayer investiga en el Parlamento gallego la catástrofe del Prestige vivirá el próximo lunes una situación sin precedentes: puede que ninguna de las personas llamadas a declarar acuda a la cita. La imagen define el clima que rodea el nacimiento de los trabajos parlamentarios. Vale otra: la sesión de ayer, primera de la comisión, sólo sirvió, en realidad, para que los diputados autonómicos miembros de la misma dedicasen la mañana a protagonizar una monumental trifulca. Ya se sabía que el delegado del Gobierno en Galicia, Arsenio Fernández de Mesa, no iba a comparecer por intervención directa del Ejecutivo de Madrid. Pero el presidente de la comisión, el popular José Manuel Barreiro, comunicó a sus integrantes que tampoco comparecerá el capitán del barco, Apostolos Mangouras, que sigue en prisión y no tiene autorización para desplazarse al Parlamento gallego. Los diputados comisionados tampoco dispondrán de documentación alguna generada por instituciones públicas que dependan de la Administración. Incluso los capitanes de los remolcadores que participaron en las operaciones de rescate del barco o los pilotos de los helicópteros que supervisaron el polémico remolque del Prestige tienen bula para desatender el llamamiento del Parlamento gallego, al haber sido contratados por el Estado. Y el propio Barreiro comunicó a los comisionados que no estaba en condiciones de prometes que no se producirían nuevas alteraciones en el plan de trabajo consensuado por todos los grupos parlamentarios. La sesión degeneró en una bronca monumental, en la que los portavoces de los distintos grupos parlamentarios se dedicaron a quitarse la palabra de la boca, a gritos, sin que los esfuerzos del presidente de la comisión diesen frutos en los primeros momentos. Cuando Barreiro logró controlar la situación y el agrio debate retornó a cauces civilizados, las críticas fueron duras. Tanto socialistas como nacionalistas gallegos creen que la comisión de investigación ha quedado tan devaluada que es prácticamente inútil. La diputada del Partido Socialista de Galicia Dolores Villarino avanzó que su grupo no está dispuesto a «a caer en la trampa de distinguir entre la actuación del PP nacional y el gallego», es decir, que ambos son responsables de poner en práctica «un auténtico apagón democrático» para obstaculizar el trabajo de la comisión, un órgano parlamentario que sólo tiene en su poder los datos «que aportan los medios de comunicación».