La Academia de Ávila, la única que forma policías en España, no puede acoger a todos los aspirantes
La Policía manda a sus alumnos a las comisarías por falta de medios
La Dirección General de la Policía se ha visto obligada a rehacer durante los últimos quince meses sus programas de formación de agentes para pod
Se trata de una iniciativa que ha provocado una fuerte controversia en el cuerpo: algunos, sobre todo desde la Dirección General de la Policía, la defienden como una apuesta modernizadora en la enseñanza con un enfoque mucho más práctico; otros, por el contrario, ven en ella un claro deterioro de la formación y una respuesta «improvisada» a la necesidad de sacar a la calle más policías aunque sea a costa de disminuir las horas de enseñanza en Ávila. Según las circulares enviadas a 57 comisarías de 39 provincias españolas, los alumnos se incorporarán el próximo 17 de febrero a sus respectivos destinos. Por primera vez en la historia del cuerpo, los futuros funcionarios pisarán los centros policiales con apenas cinco meses y medio de formación (660 horas lectivas) frente a los nueve meses de clases (960 horas) que hasta ahora se exigían a los estudiantes para abandonar la academia. Los planes de Interior pasan por completar la formación teórica y práctica de estos alumnos en las propias comisarías, donde -según consta en la documentación de la DGP- deberán permanecer los tres meses y medio que ya no pasarán en la academia. Son las denominadas «aulas abiertas»: 481 horas de formación, 180 horas teóricas y 301 prácticas. Desde la Dirección de la Policía se defiende a capa y espada este nuevo tipo de enseñanza. Los responsables de Formación del cuerpo, que destacan el carácter dinámico de estas nuevas prácticas, aseguran que desde octubre del 2001 se viene formando personal en todas las comisarías para atender y enseñar a los futuros agentes y que los alumnos van a tener muchas más posibilidades de conocer de cerca el que será su futuro trabajo. Además, sostienen que el total de horas de formación, aunque no sean todas en la academia, pasa de 960 a 1.141. Los sindicatos del cuerpo e, incluso, algunos mandos policiales, por el contrario, ven en estas «aulas abiertas» un simple intento de paliar la situación de hacinamiento en Ávila, unas instalaciones concebidas para no más de 1.100 alumnos, en las que ahora están recibiendo clases hasta 1.500 estudiantes al mismo tiempo y en que a partir del año que viene tendrán que acoger a grupos de hasta 2.100 aspirantes. Sin trabajo Las intenciones de Interior son repartir a estos estudiantes en comisarías de las jefaturas de Madrid, Cataluña, Comunidad Valenciana, Andalucía Occidental, Andalucía Oriental, Aragón, Murcia, Castilla y León, Galicia, Asturias, Canarias, Islas Baleares, Castilla-La Macha, Extremadura, Cantabria y La Rioja. A cada una de las sedes policiales irá destinado un grupo de entre 15 y 30 estudiantes, que tienen prohibido expresamente portar armas o realizar cualquier trabajo policial, ya que no han completado sus nueve meses de formación previos al año de prácticas. Algunos responsables policiales ya han alertado contra la posibilidad de que surjan problemas por la gestión de grupos tan amplios en las comisarías.