Una ceremonia íntima despide los restos de «Pagaza»

La incineración puso fin al largo velatorio vivido en el Tanatorio de Zorroaga de la capital donostiarra durante toda la tarde del domingo y la mañana de ayer. Fue un acto desvestido de connotaciones religiosas por respeto a las creencias de Pagazaurtundua, e íntimo. Apenas su viuda Estíbaliz Garmendia, sus dos hijos y su hermana Maite. También el filósofo Fernando Savater y el catedrático Carlos Martínez Gorriarán en representación de ''Basta Ya'', y dirigentes socialistas como Jesús Eguiguren o el alcalde de Ermua (Vizcaya), Carlos Totorika. Y una delegación de la Guardia Urbana de Andoain encabezada por Iñaki Pagazaurtundua, hermano del asesinado. El cadáver llegó al tanatorio sobre las 12 horas, y fue recibido con una salva de aplausos y gritos de «libertad, libertad». La ceremonia duró apenas media hora. Fue «breve e intensa», en relato de la eurodiputada socialista Rosa Díez, que también asistió al acto y destacó la entereza de la familia de Pagazaurtundua, «firme pese a estar rota». Después, todos los asistentes volvieron cabizbajos hacia Andoain, donde, ya por la tarde, dieron el nombre de Joseba Pagazaurtundua a la Casa del Pueblo -sede de la agrupación socialista local-, un establecimiento «bunkerizado» que, desde ayer, abrió sus puertas de par en par en homenaje al compañero asesinado, según prometió el secretario general del PSE-EE en la localidad, Estanislao Amutxastegi. En Andoain, los trabajadores del ayuntamiento pararon todo el día en solidaridad con su compañero asesinado, cuya muerte condenaron «sin paliativos». Y cuando salieron a las puertas de la casa consistorial se encontraron con medio millar de vecinos que les esperaban para, en silencio, condenar junto a ellos el último crimen etarra. Las concentraciones silenciosas del mediodía se reprodujeron en todo el País Vasco, no sin tensiones: los representantes del PP no participaron en los actos de condena por estar convocados por el lendakari Juan José Ibarretxe, en protesta por la «ambigüedad» del Gobierno vasco en la lucha contra ETA y en atención a los deseos de la familia de Pagazaurtundua, que vetó toda presencia en el velatorio del asesinado a todo miembro de los firmantes del Pacto de Lizarra, con excepción expresa del ex lendakari Ardanza, uno de los promotores de Ajuria Enea. En concentraciones como la de Vitoria los participantes increparon a los representantes del PNV presentes. El gesto «popular» no terminó de gustar a los dirigentes socialistas, que sin ocultar su malestar con el gabinete de Ibarretxe hubiesen preferido contar con representantes del PP en las concentraciones. «Tenemos que intentar que estos hechos dramáticos no logren enfrentar todavía más a los partidos democráticos», denunció Odón Elorza, alcalde de San Sebastián, para quien lo contrario supone «hacer el juego» a los violentos. La portavoz del PP en el ayuntamiento donostiarra, María San Gil, explicó en un comunicado que su partido no está dispuesto «a secundar la convocatoria de Ibarretxe hasta que se comprometa realmente en la lucha contra ETA y su entorno».