Mangouras traslada su residencia a Barcelona para pasar inadvertido durante su estancia en España
La habitación 612 del Meliá María Pita de la Coruña se quedó vacía a las 13.30 horas. El hotel perdía en ese momento a uno de sus ocupantes más controvertidos de las últimas fechas, el capitán del Prestige. El huésped salió a escondidas, como casi siempre, por la puerta del garaje. El único indicio de que ya no estaba allí lo puso la ausencia del habitual guardaespaldas en la entrada al edificio. Los chicos de Rodolfo Martín Villa (que también se aloja en el Meliá) se quedan solos en la tarea de vigilancia. Al menos, hasta que Mariano Rajoy vuelva a la ciudad. Se rompe así la convivencia entre los tres vértices de la catástrofe del petrolero Prestige. Y es que el capitán Mangouras, en el asiento del copiloto, y su esposa, en la parte de atrás del vehículo, dejaron su residencia en La Coruña poco antes de la hora del almuerzo con la firme intención de llevar a cabo un definitivo cambio de aires. El matrimonio se muda a la Ciudad Condal. Antes de las dos de la tarde aparecía el marino en el aeropuerto de Alvedro, donde a las 14.25 horas salía un vuelo a Barcelona. En ese aparato tendría un asiento el capitán, aunque no se confirmó su presencia cuando aterrizó en El Prat (había gente esperándolo, por lo que es probable que decidiera pasar desapercibido). La decisión de la mudanza no extrañó a quienes conocen las peripecias de Mangouras desde su salida de prisión. En las casi dos semanas en libertad, no salió de su habitación. Incluso prefería hacer todas sus comidas en el cuarto. Desde que llegó su mujer, ni siquiera pasaba por la cafetería del hotel. Sus acompañantes explicaron en repetidas ocasiones que el marino hacía esto para descansar, pero también se comentó en el Meliá que al capitán no le gustaba nada su adquirido protagonismo y tampoco estaba muy a gusto con el clima coruñés. Además, Barcelona queda más cerca de casa y así es más fácil que sus familiares se desplacen desde Grecia a visitarlo. Mangouras abandonó la cárcel de Teixeiro el pasado día 7, después de haber pasado más de 80 días en su interior. La armadora pagó su elevada fianza, tres millones de euros, y el capitán pasó a ocupar la habitación 612 del Meliá María Pita coruñés. Su única salida inevitable era la que le llevaba a comisaría. Allí debía presentarse cada día y ahora lo hará en Barcelona.