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OPINIÓN Manuel Campo Vidal

El «Prestige» resucita

Publicado por
León

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«El Prestige se ha hundido y nadie sabe como ha sido». Ese es el final feliz del terrorífico cuento sobre el barco siniestrado que le gustaría escuchar al ministro Álvarez Casco que ya tiene tres colaboradores en el punto de mira de la Justicia y una investigación muy seria en la puerta de su despacho. Si el máximo responsable político de lo ocurrido aspiraba a que el preludio de la guerra pasara un manto de olvido sobre el fuel, hay dos jueces: uno en Corcubión y otro en Brest -a los que no distraen los preparativos bélicos de Bush-Blair-Aznar. Pero no solo los dos jueces tienen memoria. Madrid vive hoy la resurrección del Prestige con más gallegos en la calle que la noche en la que el Deportivo le amargó el Centenario al Real Madrid ganándose la Copa del Rey. Gallegos llegados de Galicia, gallegos residentes en la capital, asturianos, cántabros y vascos -que recibieron en sus playas y en su corazón la indeseable visita del fuel- y ciudadanos en general solidarios con la explosión popular de Nunca Máis. El ex presidente del Gobierno, Felipe González, horas antes de esa manifestación, no eludía responder a una pregunta sobre la actuación del Gobierno en el caso del Prestige. «Lo que más me ha impresionado no es que lo hicieran bien o mal porque actuando uno se puede equivocar sino que no hicieran nada, que pasaran casi tres semanas tratando de disimular lo ocurrido o simplemente sin enterarse. Esa actitud es la que debilita seriamente las bases de cualquier liderazgo». La cercanía de la catástrofe que desgraciadamente convivirá con nosotros durante mucho tiempo no permite todavía medir si habrá una Galicia antes el Prestige y otra después. Pero electoralmente parece claro que vamos por ese camino. En unas elecciones autonómicas a celebrar hoy el PP quedaría fuera de la Xunta, anuncia un sondeo para el Diario de León. En unas generales, el PP no obtendría la mayoría absoluta y quizás no lograra formar gobierno aunque pudiera ganarlas ligeramente, advierten otros sondeos solventes. Prestige y Guerra de Irak actúan como un limitador de los humos con los que se venía gobernando desde ambas mayorías absolutas. Pero eso son solo los grandes titulares de lo que podría pasar. Entretanto el mapa político varía sensiblemente porque el Prestige no solo coloca al PP en la oposición gallega, según las encuestas. Ya sabemos que el drama del barco ha reanimado al Bloque en la intención del voto que perdía por su división interna y ha escenificado la seria fractura del PP gallego. Quienes en la política de Madrid presentaban al conselleiro Cuíña como un personaje más bien primitivo están rectificando a marchas forzadas su impresión a la vista del estilo con que está manejando esta crisis. Primero un silencio prolongado en su retiro de Lalín, después una fugaz aparición en Asturias con un guiño a Nunca Máis y por último el viernes dejándose arropar por socialistas de Vigo y Vilagarcía de Arousa mientras mantiene su silencia mártir. Mártir de los bárbaros de Madrid con aspiraciones de ser canonizado por la derecha galleguista que anda huérfana de partido y de líderes desde que Coalición Canaria feneciera... Entretanto, Aznar aprovechó hábilmente las horas que duró el consenso europeo en torno a una declaración sobre la guerra para ir a las Cortes y enfrentarse a la oposición. El resultado fue bueno para el presidente: antes de ese debate estaba el PP solo contra el resto del arco parlamentario, después quedaron PP y CiU en el lado del «sí» a esa declaración socialistas y canarios, y PNV en la abstención y el resto en el «no». Este fin de semana, Aznar se ha reunido con Bush en su rancho tejano después de intentar sin éxito sumar al presidente mexicano Vicente Fox al grupo promotor del ataque a Irak. Las manifestaciones ante la embajada española en México y ante el hotel en que el presidente se alojaba producen una especial tristeza. Como no pueden pescar a Bush para que les oigan porque no va por allí, los pacifistas protestan ante Aznar que actúa como su embajador. La imagen de España no resulta precisamente beneficiada del posicionamiento de Aznar. Pero lo más misterioso es el secreto del presidente para tomar tan decididamente esa opción por Bush que tan poco feliz hace a la dirección del PP. En las Cortes no paran de preguntarle cual es esa razón y en su partido más bien no se atreven a hacerlo.