Diario de León

Gallardón irrumpe en la carrera de la sucesión como el «mayor ortodoxo»

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Magis Iglesias - MADRID.
León

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Alberto Ruiz-Gallardón aprovechó el difícil momento que atraviesa el PP por su posición en la crisis de Irak para integrarse plenamente en el equipo de dirección popular hasta el punto de convertirse en el primer defensor de la ortodoxia oficial. En un encuentro con periodistas al que acudió acompañado por la candidata a concejala, Ana Botella, el presidente de la Comunidad de Madrid defendió el proyecto de José María Aznar como el único posible en estos momentos e incluso cuando el presidente del partido deje su cargo. Su aproximación a la dirección comenzó cuando aceptó dejar la presidencia de la comunidad para encabezar la candidatura al Ayuntamiento de Madrid. Dio un paso cualitativo en el mismo camino cuando incorporó a su lista electoral a la esposa del presidente del Gobierno, Ana Botella. Y esta semana ha completado el proceso con una ardorosa defensa de las posiciones oficiales, tanto en el seno de su partido como públicamente. Fuentes del PP aseguran que el dirigente madrileño siempre aspiró a convertirse en sucesor de Aznar, pero sólo ahora ha caído en la cuenta de que para conseguirlo tendrá que recuperar el apoyo de la organización, de la que se hallaba alejado al haber sido situado en el terreno de la discrepancia y al margen del actual equipo de dirección. «Alberto tenía mucho interés por hablar el primero en la junta directiva», explican quienes organizaron la reunión del máximo órgano del partido entre congresos. Seguir a Aznar Tras abanderar el lunes las intervenciones que siguieron al discurso de Aznar, ayer dio trascendencia pública a sus nuevas posiciones en un desayuno con la prensa. Ruiz-Gallardón proclama ahora que el sucesor de Aznar tendrá que seguir la senda marcada por el actual presidente del PP. «La alternativa no surgirá de un discurso distinto al que sostiene Aznar desde la Presidencia del Gobierno», dijo. Incluso aseguró que en estos momentos el proceso sucesorio no está en las agendas de los dirigentes populares porque es un asunto que, aunque en algún momento les pudo llegar a «obsesionar», las circunstancias les han llevado a dejarlo «aparcado». Defendió el derecho y también «la obligación» de Aznar de proponer a su sucesor y dejó claro que todavía no hay nada decidido al respecto al afirmar que se trata de un debate que el PP tendrá que «abrir» en el futuro. Los elogios que el lunes dedicó a su presidente ante la junta directiva, a puerta cerrada, los incorporó ayer a su intervención pública al recordar que Aznar fue quien llevó al PP al poder y consiguió la mayoría absoluta. Respaldó además sin fisuras la posición del Ejecutivo en la crisis de Irak. En el partido no pasó desapercibido este cambio de actitud.

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