El PP alecciona a sus militantes para ensalzar su gestión

El vicepresidente primero del Gobierno pidió al PP que no renuncie a ganar las elecciones antes de empezar a pelear por el voto. «La única batalla perdida es la que no se da», les dijo, y prometió que los miembros del Gobierno van a empeñarse en esta lucha por convencer al electorado de que el PP tiene soluciones para mejorar su calidad de vida. «No sólo tenemos discurso sino también el aval de gestión del Gobierno y de los ayuntamientos», insistió, y volvió a animarlos a disputar hasta el último sufragio. «Cuando se tienen argumentos», añadió, «las batallas políticas hay que darlas por difíciles que sean», En su opinión, los ciudadanos votarán de acuerdo con su situación personal y juzgarán a los partidos políticos «por la eficacia» que demuestren ante los problemas de cada día. Aunque admitió que la catástrofe del Prestige y la crisis de Irak son asuntos «importantes» y «difíciles», explicó que sólo resultan más «llamativos» y concitan la atención de los medios de comunicación pero «su incidencia real en la vida de la gente no es tanta». Rodrigo Rato, por su parte, no pudo estar más de acuerdo con su compañero de Gabinete en la inconveniencia de prestar atención a la crisis de Irak, en este entorno electoral, hasta el punto de que ni siquiera la citó durante su intervención. Jaime Mayor Oreja, vicesecretario general del PP, irrumpió en el debate político con un discurso alarmista al advertir a su partido de que la crisis de Irak está ocultando que la movilización de la izquierda contra la guerra alimenta una ofensiva nacionalista de primer orden. Aseguró que existen dos izquierdas y una de ellas está dispuesta a fomentar el avance del nacionalismo en el País Vasco, Cataluña y Galicia con tal de acabar con el PP. Señaló a su partido como única alternativa capaz de defender el proyecto de reforzamiento democrático y pidió a sus compañeros que hagan una campaña basada en la gestión y el carisma de los candidatos más que en las siglas. Mayor Oreja coincidió con sus compañeros de la cúpula popular en señalar la necesidad de dotar a los comicios de mayo del carácter local y autonómico que tienen, lejos de la polémica suscitada en estos momentos por la política exterior española. No tuvo empacho en señalar directamente la posibilidad de un conflicto bélico contra Irak y advirtió de que «la guerra no puede ni debe enmascarar» la amenaza que, en su opinión, se cierne sobre la sociedad española. Propuso a los dirigentes territoriales convocados que transmitieran a los candidatos de sus respectivas circunscripciones que ahora son «más necesarios que nunca» para ganar las elecciones. Reconoció que mientras otras veces «las siglas lo han podido todo», en estos momentos, el éxito dependerá de la «proximidad e ilusión» de los candidatos El vicesecretario pidió a su partido que no se extrañe de que la izquierda se haya movilizado. «No tenemos que escandalizarnos por eso», les dijo, «era lógico, normal y natural»: el partido de José María Aznar ganó las elecciones en 1996 porque la izquierda estaba «avergonzada» del gobierno socialista y en el 2000 todavía seguía paralizada.