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El juez encarcela a dos de los cinco detenidos por colaborar con Al Qaida

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Melchor Sáiz-Pardo - MADRID.
León

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El juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno ordenó ayer el ingreso en prisión incondicional del empresario valenciano Enrique Cerdá Ibáñez y del paquistaní Ahmed Rukhsar, este último detenido en Logroño, a los que acusa de haber financiado, por órdenes de la cúpula de Al Qaida, el atentado contra una sinagoga en la isla tunecina de Yerba cometido el 11 de abril del 2002. Un ataque en el que fallecieron 19 personas. Los otros tres empresarios arrestados en Valencia el pasado viernes, entre ellos la hermana de Cerdá, quedaron en libertad sin cargos tras declarar ante el instructor. Según se desprende de la información aportada al magistrado por los servicios de Información galos y de la Guardia Civil, Cerdá y Rukhsar eran apoderados en España de varias cuentas a nombre de un alto responsable de la red terrorista de Osama Bin Laden, hasta ahora desconocido para los investigadores. Se trata del canadiense con pasaporte paquistaní Essa Ismail Mohamed, también conocido como «Issa de Karachi». Esta persona, cuya orden de búsqueda y captura internacional fue dictada ayer por el magistrado Moreno, es -según consta en la causa- uno de los hombres de confianza del número tres de Al Qaida y responsable de las finanzas de la red terrorista, Khalid Sheik Mohamed, detenido el pasado 1 de marzo en Paquistán. El juez de la Audiencia Nacional, en el auto en el que ordena su ingreso en prisión, asegura que Khalid Sheik «dio instrucciones» a uno de su colaboradores, Nizar Nonar, detenido en noviembre pasado en Lyon, para que mantuviera «contactos telefónicos» con Cerdá con el fin de buscar financiación para el atentado de Yerba. Nizar Nonar recurrió a su hermano, Walis Nonar, también arrestado en Francia, para contactar con el empresario español. Unas conversaciones -sostiene el magistrado- que se mantuvieron en «repetidas ocasiones» con el fin de concretar «actividades delictivas de carácter terrorista». El instructor desvela que los posibles contactos de Enrique Cerdá iban mucho más allá: el número de teléfono del ceramista levantino apareció, además de en poder de los hermanos Nonar, en la agenda del número tres de Al Qaida y en la de Daniel Morgoenegg, «Yussuf», otra de las personas detenidas por su implicación en el atentado. Los documentos de la Guardia Civil subrayan que Issa de Karachi, al que ahora los investigadores sitúan en las más altas esferas de la dirección de Al Qaida, era socio de Cerdá y ambos mantenían negocios cercanos a los 60.000 euros anuales, un flujo de dinero «de ida y vuelta».

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