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León

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La indignación de los marineros de la Costa de la Muerte contra el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Miguel Arias Cañete, era ayer domingo mayúscula. La imposibilidad de preparar las embarcaciones para hacerse a la mar en tan sólo 48 horas -el tiempo entre el último anuncio del ministro, el sábado, y el levantamiento de la veda a la pesca en la zona, el lunes- enfureció a los pescadores, todavía inmersos en las labores de recuperación de sus barcos, arrasados por el chapapote. En consecuencia, explicaron, no se harán a la mar. La última vuelta de tuerca del conflicto fue la decisión anunciada el sábado por Cañete de permitir la pesca con artes fijas entre las seis y las doce millas medidas desde la costa, de titularidad estatal. Esta medida, que autoriza por tanto la pesca en la Costa de la Muerte, la más castigada por el vertido del Prestige, ha pillado a los marineros en renuncio. Más si cabe cuando el propio Ministerio aseguró el jueves que la vuelta a la pesca en aguas exteriores se retrasaría hasta, al menos, el día 24 de este mes. Las únicas modalidades que están prohibidas son las de cerco en todo el caladero entre Galicia y la frontera con Francia y la de arrastre en la Costa de la Muerte y entre Tina Mayor y la desembocadura del río Bidasoa. Finisterre, Muxía, Laxe, Corcubión, Malpica. En todos estos pueblos la opinión de la gente de la mar era únánime: «no podemos salir a pescar con todos los barcos llenos manchados de chapapote. No podemos y no saldremos». Así las cosas, y con el responsable autonómico de Pesca, Enrique López Veiga, muy cuestionado por la falta de coordinación entre las distintas administraciones.

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