Diario de León

Guerra de noche, normalidad de día

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León

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La guerra en el norte empieza hoy. Porque lo de la madrugada de ayer era una apuesta de la CIA a ver si caía la breva y podían acabar con Sadam del primer misilazo. Turquía concedió ayer permiso para que los aviones y los misiles norteamericanos sobrevuelen su espacio aéreo. No podrán respostar en las bases, pero esto es todo lo que necesita el Pentágono para llenar de bombas el frente norte y facilitar la caída de las dos ciudades principales: Mosul y Kirkuk. En el Kurdistán iraquí lo saben y el comienzo de la guerra ha acelerado la salida de refugiados. Zakho, Dohuk y Arbil, tres de las principales ciudades del norte, se están quedando desiertas. Tanto los norteamericanos como los kurdos están convencidos de que se rendirán al primer disparo. En Bagdad la vida sigue. Alguna tienda abierta, tráfico en apariencia normal, aunque bajo mínimos, y cientos de civiles haciendo la señal de la victoria con los dedos. A mediodía de ayer, la ciudad se desperezaba tras contener la respiración durante casi cinco horas. El lento goteo de estruendos provocado por el impacto de los misiles se prolongó hasta algo más de las diez de la mañana, pero ya antes de las doce la ciudad enseñaba su cara más amable, la de la normalidad. Así sucedió también en la contienda de 1991, según recuerdan los bagdadíes: guerra de noche, vida cotidiana de día. A las once y media de la mañana, una caravana de autobuses fletada por el Ministerio de Información recogió en sus hoteles a un tropel de informadores, tanto locales como extranjeros, para recorrer la ciudad y apreciar cómo la normalidad volvía a imponerse. Antes de mediodía ya circulaban los autobuses públicos, primero vacíos, algo más atestados después. Las tiendas permanecían cerradas en su mayoría, pero no faltaban los puestos callejeros y algún que otro pequeño escaparate lleno de mercancías. Cada vez más transeúntes ganaban la calle. También el tráfico se restableció paulatinamente, aunque sin alcanzar la actividad de un día normal. Numerosos civiles hacían la señal de la victoria al paso de los autobuses; otros se dirigían a la mezquita para la oración del mediodía y los chiquillos le daban al balón en las populosas calles del barrio de Kadhimiya, feudo chií, o las de Aadhamiya, al otro lado del río. Sólo la presencia de numerosos milicianos armados con kalashnikov recordaba el estado de guerra y de excepción del momento, una excepcionalidad de viejo cuño que el sol radiante de ayer casi consigue cegar. Exhibición de fuerza de Turquía Los kurdos, por su parte, se están poniendo nerviosos con toda esta exhibición de fuerza de Turquía. Con un ejército formado por unos 60.000 peshmergas armados con fusiles Kalashnikov, sin apenas tanques y con poca artillería, se tienen que repartir entre dos frentes: el de los turcos y el de las fuerzas de Sadam. El peor es, sin duda, el primero. A él han destinado hasta ahora a unos 15.000 hombres que vigilan que los turcos no campen a sus anchas por el Kurdistán. Ayer los peshmergas realizaron maniobras para tomar y avanzar posiciones. Mucho más tranquilo está el segundo frente, el de los iraquíes. Ayer, al sur de Arbil, se podía ver a los soldados de Sadam quietos en sus posiciones. Los cañones de artillería apuntaban hacia la ciudad, pero no parecen muy dispuestos a utilizarlos.

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