UNA MÁQUINA PARA MATAR
Los B-52 fueron diseñados para llevar bombas atómicas. Mide 48,5 metros de largo y 56 metros de envergadura. Los B-52 pueden volar a unos 1.500 kilómetros por hora y realizar la distancia entre Madrid y Viena unas cinco veces sin necesidad de repostar. Pesa 219 toneladas. Pueden arrojar unas treinta toneladas de bomba en una hora. Cuentan con una tripulación de cinco soldados y con lentes de visión nocturna. Poseen un radar que capta el terreno con 16 kilómetros de anticipación. Al menos ocho de estos bombarderos, cargados con misiles de crucero, partieron desde la base inglesa de Fairford (suroeste del país) para dirigirse a la zona del Golfo Pérsico. Los B-52 participaron en unas sesenta misiones durante la guerra del Golfo de 1991, en la que arrojaron más de mil toneladas de bombas. Esos potentes bombarderos también participaron en las guerras de Vietnan, Kosovo y Afganistán. Precisamente en esta operación militar se puso de manifiesto su falta de precisión cuando en uno de sus ataques alcanzó a 30 personas que participaban en una celebración familiar y que EE.UU. dijo en un principio que eran terroristas.