Aznar: «No creo en el pacifismo»

«Todas las personas que en el nombre de la paz se dedican a injuriar gravemente a tirar piedras o a asaltar casas no merecen respeto. Y aquellos que con su silencio o sus llamamientos los avalan deberán pensar muy bien qué es lo que están haciendo», destacó el presidente. Y dejó claro, igualmente, que no aceptaba que se ampare sin crítica ejercitar la violencia «al amparo del derecho de manifestación». «Me parece incalificable que desde el silencio o desde la agresión verbal se dé amparo, se legitime o se avalen agresiones a la convivencia democrática absolutamente inaceptables e incalificables», continuó. Además, admitió no tener «ninguna confianza» en un dirigente político que ha «desaprovechado todas las ofertas de diálogo» lanzadas desde el Gobierno. Tras recordar que ofreció «hasta tres veces» la posibilidad de consenso el jefe del Ejecutivo volvió a dejar margen para lograr un encuentro en el futuro, pero advirtió de que si desde la oposición se siguen rechazando consensos, serán otros los que tengan que asumir sus responsabilidades ante los ciudadanos. Quiso, pues, dejar claro ante la opinión pública quién plantea espacios de acuerdo ,quien los niega, quien hace propuestas y quien hacer «agitación callejera». Llegados a este punto, utilizó todos estos argumentos para justificar su escasa confianza en la «responsabilidad» de quienes rechazan todos los consensos porque «solo aceptan los que las encuestas les dicen que les convienen» «No me parece una actitud muy seria», alegó. «Tengo muchos motivos para decir que no tengo ninguna confianza en la utilidad de apelar a la responsabilidad de ningún dirigente político», insistió el presidente tras dejar criticar el «oportunismo electoral puro y duro con independencia de los intereses del país». Un ejercicio de dignidad También volvió a lamentar que el principal líder de la oposición, José Luis Rodríguez Zapatero, no dijera «nada» tras conocer el pasado martes en la Cámara Baja la decisión del Gobierno de enviar militares a la zona del conflicto para participar en tareas de ayuda humanitaria. Aznar manifestó su «sorpresa y estupefacción» por ello y afeó aun más la actitud de Zapatero al no mostrar «la más mínima consideración» ni el «mínimo gesto de desear suerte» a los compatriotas que están saliendo en misión humanitaria hacia Irak. «Es un ejercicio meramente de dignidad», apostilló.