«Doy gracias a Dios porque el enemigo no esté utilizando armas de destrucción masiva» George W. Busch

La ocupación de Irak está diseñada para acabar con el régimen de Sadam Husein. La afirmación, reiterada por el general Tom Franks, se traduce en suelo iraquí en que las tropas estadounidenses, a medida que van liberando el sur del país, no crean un poder civil que la controle y se limitan a situar unidades militares en las carreteras para asegurar el avance de sus tropas. El problema, según los analistas, es que dejar el sur sin gobierno y sin un control efectivo puede favorecer una guerra civil entre los oprimidos chiitas y la clase dirigente sunita. A los estadounidenses les interesa la rebelión de los habitantes del sur, puesto que ayudaría a debilitar el poder del partido Baath, sunita, que lidera el país. En el norte también los kurdos podrían aprovecharse del caos para declarar su independencia y cambiar el estatus fronterizo, lo cual provocaría la furia de todos los vecinos de Irak, que han apoyado a Estados Unidos con la solicitud explícita de que no variaran las fronteras tras la guerra. Dinero y muertos invisibles Respecto a las quinielas que se han venido manejando en Estados Unidos respecto a los costes de la guerra, podrían quedar definitivamente cerradas hoy. Según se supo ayer a través de la prensa norteamericana, el presidente solicitará 80.000 millones de dólares al Congreso para cubrir los gastos del combate y la reconstrucción de Irak en su primera fase. La polémica abierta en el seno del Congreso respecto a las negativas continuas de la Administración a ofrecer un presupuesto de guerra quedaría así cerrada tras meses de desmentidos constantes de cifras que se movían entre los 50.000 millones estimados por Donald Rumsfeld a los 200.000 del asesor económico de Bush, Laurence B. Lindsay. Finalmente llama la atención que ninguna de las cadenas de televisión norteamericanas difundiera ayer las imágenes de soldados norteamericanos muertos ni de rehenes apresados por el ejército iraquí y que fueron mostradas por la cadena árabe Al Jazira. El secretario de Defensa Donald Rumsfeld solicitó que nadie utilizara dichas imágenes puesto que incumplen -dijo- con la convención de Ginebra.