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La reconstrucción, en manos americanas, pese a la ONU
La Administración Bush ha comenzado a repartir la reconstrucción posbélica de Irak entre firmas estadounidenses y sin contar con las Naciones Unidas, contra el criterio de la comunidad internacional. Ayer trascendió que la compañía KBR, filial de Halliburton, dirigida hasta el año 2000 por el actual vicepresidente norteamericano, Dick Cheney, será la encargada de apagar los pozos de crudo incendiados durante la guerra. Por su parte, SSA gestionará el importante puerto petrolífero de Um Qasr, cuando menos, hasta septiembre del 2004. Consultadas por la prensa de Washington, fuentes de KBR declinaron revelar cuánto les va a pagar el Cuerpo de Ingenieros del Ejército por extinguir los fuegos. Pero quizás no sea tan relevante conocer esta cantidad, como reparar en el hecho de que, por hacerse con este contrato, la empresa se coloca muy bien para conseguir otro mucho más jugoso: el proyecto para devolver a Irak a los niveles productivos de petróleo que tenía antes de invadir Kuwait, en agosto de 1990. Un reciente estudio elaborado por el Instituto James A. Baker III estima en 8.000 millones de euros la consecución de ese objetivo. Según el diario paquistaní Daily Times, que cita fuentes de las Fuerzas Armadas de EE. UU., empleados de KBR se encuentran en territorio iraquí desde el mismo momento en que comenzó la intervención militar. Se desplazan por el país junto a las tropas invasoras. SSA, con sede en Seattle, ingresará unos 4,8 millones de euros por realizar mejoras en las dársenas de Um Qasr, de modo que la ayuda humanitaria con destino a las ciudades sureñas pueda ser eficazmente distribuida, pero también por gestionar toda la instalación portuaria durante 18 meses, prorrogables a 42. Es decir, tutelará durante un buen tiempo la salida al mar de una nación cuyas reservas petrolíferas superan los 112.500 millones de barriles de crudo. Decisión que en el Reino Unido, que contribuye con 42.000 soldados a la coalición, no ha sentado nada bien pues P&O Ports, el mayor operador británico del sector, también aspiraba a hacerse con este contrato.