El presidente de Tragsa deja el cargo a causa del «Prestige»

El presidente de Tragsa, Roque Manresa, deja su cargo al frente de la compañía forzado por la polémica que ha rodeado la actuación de Tragsa en la catástrofe del Prestige. Al igual que ya ocurrió con el relevo en la presidencia del CSIC, que se «vendió» como una sustitución que ya se venía gestando desde hace tiempo, no se ha hecho público su cese y ayer él mismo salió al paso de las informaciones en las que se vinculaba su salida a la crisis asegurando que el cambio en la presidencia de la compañía era algo «lógico» tras el traspaso de Tragsa a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi). Según indicó el propio afectado, «ocurre igual en la mayor parte de las empresas, los cambios accionariales conllevan modificaciones en la dirección». Manresa dijo que se iba satisfecho tras cuatro años como primer ejecutivo, «porque en este periodo la gestión ha sido buena, como demuestra el dato de que la facturación del grupo creció un 56% hasta 615 millones de euros en el 2002». «Sinceramente -explicó- hacía tiempo que venía solicitando mi relevo». Manresa insistió en que su relevo no tenía nada que ver con el Prestige y apuntó que la actuación de Tragsa en la crisis, al igual que en el resto de emergencias en las que participa la empresa (76 en el 2002), «está supeditada a las órdenes de las Administraciones públicas, tanto gubernamentales como autonómicas». Aunque la decisión de su destitución tendrá que ser ratificada ahora por la Sepi. Para sustituirle al frente de Tragsa se barajan, entre otros, los nombres de Juan Ignacio Barrero, ex presidente del Senado; Jaime Olmos, asesor del ministro de Agricultura y Elena de Mingo, presidenta del Fondo Español de Garantía Agraria (Fega).