«La única guerra legítima es la guerra contra el hambre» Lula Da Silva (presidente de Brasil)
Pero, ¿quién va a usar el gas?
Si la opinión pública del mundo no ha entendido mal, la guerra de Irak se ha desatado porque Sadam Huseín tiene armas químicas y bacteriológicas y no quiere desprenderse de ellas. Pero las tropas aliadas avanzan desde el norte, el sur y el oeste y la pregunta sigue sin respuesta: ¿Dónde están las armas prohibidas? Nada más comenzar la ofensiva anglo-americana sobre Irak, (la guerra de liberación según los americanos, la guerra de invasión según los iraquíes) un misil iraquí cayó en Kuwait y soldados y ciudadanos se pusieron las máscaras antigás. Falsa alarma. Días después apareció una gigantesca instalación en Nayaf que parecía ser una fábrica de armamento ilegal. Hasta ahora, no se ha vuelto a hablar de ella. Algunos analistas que no están de acuerdo con la invasión aseguran que si Sadam tuviera este tipo de bombas ya las habría utilizado. Especialmente cuando se ha abierto un frente en el Kurdistán, que ya tuvo la desgracia de probar su efectividad. Los que están a favor de la guerra de invasión decretada por Bush creen que no las ha usado porque piensa hacerlo cuando su situación sea desesperada, cuando los aliados crucen la línea roja. Lo cierto es que lo máximo que se ha llegado a encontrar son trajes y equipos de protección química. Este descubrimiento (3.000 trajes almacenados en un hospital de Nasiriya) lo explicaba ayer el ministro iraquí de Información, Mohamed Said al Sahhaf, de la forma más elemental: los que sí tienen armas químicas son los invasores, sobre eso no hay duda. «Y podrían usarlas debido a su frustración porque no consiguen más avances en el terreno». La falta de pruebas no desanima a Washington. Según fuentes militares, las declaraciones de los prisioneros iraquíes y las intercepciones de sus comunicaciones indican que Sadam está surtiendo a la División Medina, una de las tres que guardan las proximidades de Bagdad, con gases sarín y mostaza. Los portavoces no saben decir dónde estaban estos agentes nerviosos ni por dónde están siendo transportados, pero aseguran que ya aparecerán. El problema es que aparezcan en forma de ataque. En ese caso, la coalición verá respaldada la guerra, pero a un altísimo coste.