Diario de León

Los populares confían en ganar en el 2004 porque los votantes «mantienen intacta la confianza en Aznar»

El PP asume que perdería el poder si se celebraran ahora las elecciones

La dirección del PP no tiene dudas de que atraviesa el peor momento desde que llegó al poder y cree que perdería las elecciones si los españo

Los dirigentes del PP se muestran fatalistas, pero esperan ganar en el 2004

Los dirigentes del PP se muestran fatalistas, pero esperan ganar en el 2004

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Agencias - MADRID.
León

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«No merece la pena hacer encuestas ahora porque no sirven para nada y no son indicativas de lo que va a pasar», dice un responsable del equipo electoral del PP. Sin embargo, los responsables del partido que apoya al Ejecutivo recaban datos e informes para conocer la traducción electoral que tendrá el rechazo de los ciudadanos españoles a la guerra. «Podemos perder las elecciones municipales y ganar después las generales», indica un miembro de la cúpula popular. «Pero eso no podemos saberlo ahora porque esta situación no tiene precedentes», añade y confiesa que las encuestas sobre intención de voto apuntan a un claro voto de castigo en los comicios de mayo. El Gobierno dispone de un barómetro sobre la valoración que hacen los ciudadanos de sus líderes donde el presidente del Gobierno obtiene una puntuación de 6,38 entre los votantes del PP, lo que significa un ligero descenso con respecto de la valoración que alcanzó en su mejor momento, cuando apenas superó un 7 en el nivel de confianza. A este dato se añade el hecho de que Zapatero también ha visto mermada su valoración y no ha sido capaz de beneficiarse del descenso de Aznar. El fatalismo manda en las conversaciones de los miembros del PP y el Gabinete que preside Aznar, donde las convicciones en la defensa de la posición del Gobierno ante el conflicto y la lealtad al partido están por encima de cualquier otra consideración. Conocedores de este atribulado estado de ánimo, tanto el presidente del Gobierno, el sábado, como el responsable del programa electoral, Jaime Mayor Oreja, ayer domingo, trataron de levantar los ánimos de los dirigentes populares. Aznar colocó a su partido ante el reto de convertir las elecciones en un examen a la gestión del PP y que no sean un referéndum sobre la posición del Gobierno en el conflicto con Irak. El ex ministro, a su vez, preparó a su partido para hacer frente a las ofensivas del nacionalismo y la izquierda después de los comicios. Todo menos el debate sobre la guerra. La presión a que se ven sometidos los dirigentes del PP hace temer a la dirección que pueda producirse una lenta pero progresiva deserción de algunos de sus miembros. En este sentido, las declaraciones del histórico dirigente, Félix Pastor, que se desmarcó de la posición oficial, pueden ser una senda que puedan seguir otros muchos. También es motivo de preocupación para la dirección el hecho de que puedan registrarse abandonos entre los dirigentes o cargos públicos de pequeñas localidades a causa de los boicots a que son sometidos en muchos casos. «Estamos en una situación muy complicada», indica un destacado miembro del Gobierno, «es muy legítima la defensa de los principios personales pero el primer principio es la lealtad hacia tu partido y tus compañeros», añade.

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