Los acusados, a los que piden 2.239 años de cárcel, no miraron a la sala atiborrada de familiares de las víctimas
Pakito y Fiti fuerzan su expulsión del juicio por la masacre de Zaragoza
Los ex dirigentes de ETA Francisco Múgica Garmendia, «Pakito» y José María Arregui Erostarbe, «Fiti», se negaron ayer a declarar y
«No quiero contestar a ninguna pregunta, queremos abandonar la sala y lo vamos a hacer por las buenas o por las malas», espetó ''Fiti'' al presidente del Tribunal, Jorge Campos, cuando le leyó sus derechos y le pregunto si pensaba prestar declaración. Con anterioridad, su compañero de banquillo también se había negado a testificar y, en pie con las manos en la cintura, había interrumpido en dos ocasiones la sesión para decir «yo no quiero estar presente en este juicio». La actitud de los terroristas desató airados comentarios entre los asistentes al juicio, casi todos familiares de los asesinados y miembros de la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT), que se personó en la causa como acusación popular. El presidente del tribunal, «por la experiencia» de otros procesos y ante la «amenaza» de los acusados de provocar altercados, decidió expulsarles apenas quince minutos después de que comenzara la vista. Antes de salir, ambos renunciaron a hacer uso de la última palabra para no ser llevados de nuevo a la sala el martes cuando termine el juicio. Los ex jefes etarras, que en ningún momento dirigieron la vista hacia los bancos donde se sentaba el público, fueron sacados por la policía del habitáculo de cristal blindado donde colocan a los acusados. Mientras iban camino de los calabozos, un familiar de una de las niñas asesinadas dijo en voz baja: «Lo que acaba de pasar te quita las ganas de venir, esto no es justo». Su compañera de asiento, esposa de otra víctima de ETA, asintió y remachó: «Deberían atarles a la silla y obligarles a estar ahí durante todo el juicio». Pena milenaria La vista continuó como si nada hubiera ocurrido. Pakito y Fiti se enfrentan a sendas peticiones de pena por parte del Ministerio Fiscal de 2.239 años de cárcel por planear y ordenar a los miembros del comando francés -integrado por los hermanos Jean y Henri Parot, Jacques Esnal y Frederick Haramboure- la colocación del coche bomba que, el 11 de diciembre de 1987, provocó aquella masacre. A continuación, prestó declaración como testigo en etarra Henri Parot, que ya fue condenado a más de mil años de cárcel en 1994 por estos mismos hechos. «Este mató a mi marido», comentó una mujer que estaba en la sala cuando el francés entró. En las declaraciones que prestó ante la policía y en el juzgado tras su detención, Parot reconoció haber participado en el atentado que, según él cometieron por orden de Pakito y de Fiti. En esta ocasión, el testigo contestó con educación a las preguntas del fiscal y de la abogada de la acusación popular, pero negó tener conexión con el crimen.