Diario de León

Los británicos se quejan del comportamiento de los marines en la guerra

Cuando el aliado te llama vaquero

Los soldados Jay Charlebois y Sven Berger descansan ante su avión en una base de Oriente Medio

Los soldados Jay Charlebois y Sven Berger descansan ante su avión en una base de Oriente Medio

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León

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A los soldados británicos desplegados en Irak les ha salido otro enemigo además de las tropas iraquíes: sus socios en la lucha. De los 24 soldados británicos muertos en lo que va de contienda han perecido cinco en manos de fuego iraquí y cinco por los disparos de soldados norteamericanos. Los catorce restantes en varios accidentes. Que resultes herido por el fuego de un ejército que evita la ocupación de su país es terrible, pero que seas el objetivo de los tiros de un demente probando su puntería en una tarde de feria es penoso. Por esto es comprensible el cabreo de los tres soldados británicos heridos por el mal llamado fuego amigo. Uno de ellos, el cabo Steven Gerrard, calificó a un piloto norteamericano que se ensañó con un convoy de vehículos del Sexto Regimiento de Caballería que patrullaba a 30 kilómetros de Basora, de «cowboy que había salido de juerga». Gerrard dirigía el primer tanque del convoy cuando un avión A-10 Thunderbolt norteamericano comenzó a disparar contra los vehículos. Para colmo el convoy estaba rodeado de civiles iraquíes, entre ellos niños que ondeaban la bandera blanca. «Levanté los brazos y les hice señas», explica el soldado desde el buque hospital Argus. «El avión estadounidense comenzó a disparar contra la columna, nunca olvidaré el ruido mientras viva». El soldado británico continúa diciendo: «Lo siguiente que recuerdo es la torreta del tanque convertida en un infierno, no sé cómo salí con vida del fuego, mi artillero gritó ¡fuera, fuera! Salí en un segundo. Entonces volví a ver el A-10 que regresaba disparando y corrí como un loco. El avión estaba a unos 50 metros de altura y comenzó a disparar cuando estaba a tan sólo 500 metros de distancia. ¡Cómo no vio ese yanqui cuando abrió fuego la bandera británica sobre los vehículos, cómo no vio a los niños alrededor de nuestros vehículos! Parecía un cowboy que no había salido a combatir sino de juerga». El soldado británico agrega: «Me han entrenado para combatir no para mirar por encima de mi hombro por si un norteamericano me dispara». Definitivamente, algo no va bien.

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