«Creía que los iraquíes querían ser liberados, que terminaríamos pronto y nos podríamos ir a casa» Bil Hale (marine)

Británicos y estadounidenses pués están avanzando hacia Bagdad por dos frentes -la infantería por el suroeste, en Kut, y los marines por el sureste, en Kerbala- preparándose para lo que podría convertirse en la lucha más cruenta de toda la guerra. Al parecer, muchos de los iraquíes se rindieron, mientras otros simplemente se quitaron los uniformes y se vistieron de civiles para recibir a las tropas. En Nayaf, los estadounidenses acusaron a los iraquíes de dispararles desde la Mezquita de Alí, uno de los templos más sagrados para la población chií, que conforma la mayoría de los habitantes e Irak. El Pentágono se quejó de que el Gobierno de Sadam «está poniendo en peligro los monumentos históricos» del país. En el sur, los aviones estadounidenses tiraron 16 bombas de precisión sobre un conjunto de edificios en Basora que supuestamente pertenecen a los servicios de inteligencia iraquíes. Y Bagdad volvió a ser presa de los proyectiles. Esta vez los bombardeos se centraron en el recinto de la Feria Internacional del Comercio, donde los edificios quedaron reducidos a cenizas. No se sabe qué interés militar tenía el recinto para las autoridades estadounidenses. Por el tono empleado, los altos mandos estadounidenses sonaban ayer más confiados de su avance después de una semana plagada de incertidumbre para las tropas. «Los iraquíes están en problemas. Ahora van a saber lo que es la fuerza más poderosa que existe sobre la tierra», dijo aen Qatar el general Vincent Brooks, portavoz del Mando Central estadounidense. Pero, como bien saben los altos mandos, las cosas pueden tornarse de nuevo difíciles en cuanto sigan avanzando y empiecen a internarse en el paisaje urbano que rodea Bagdad para librar los temidos combates en las calles. Además, los invasores enfrentarán en los próximos días un nuevo enemigo: el calor, ya que se prevé que la temperatura suba por encima de los 35 grados centígrados durante lo que queda de semana. El haberse adentrado en la zona roja ha puesto en alerta a las autoridades estadounidenses que temen que, ahora sí, se produzca un ataque por parte de los iraquíes con armas de destrucción masiva. Mientras, la televisión oficial iraquí mostró ayer por la noche a Sadam Huseín presidiendo una reunión de su alto mando en la que saludó «la heroica resistencia» de los combatientes iraquíes ante las fuerzas estadounidenses y británicas. El presidente apareció vestido de militar, sonriente y distendido. No obstante, en vísperas de lo que muchos consideran el asalto final a Bagdad -en las próximas 48 ó 72 horas-, el régimen iraquí subrayó, respecto de las ciudades del sur, que ninguna de ellas ha caído en manos enemigas. «Estos villanos van a comprobar en esta ciudad qué estúpidos son. Los bombardeos han causado un impacto trivial en nuestra capacidad defensiva».