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OPINIÓN Javier Fernández Arribas

Llegó la hora

Publicado por
León

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Estamos en esos momentos cruciales donde hay que acertar. El margen de error es muy reducido porque la vida de muchas personas depende de que la decisión sea la más adecuada. Hay muchos señuelos, anzuelos envenenados, movimientos de engaño para «cazar» al enemigo. La batalla final de Bagdad se presenta con todas las incertidumbres que estaban previstas, aunque el desarrollo de los dieciséis días de la guerra no hayan respondido a los planes preparados por el Pentágono. Llegó la hora de la verdad y todos esperan que, ésta vez sí, los entrenamientos realizados en simuladores en tres dimensiones respondan a las necesidades de la realidad sobre el terreno. La mayor dificultad radica en la toma de la ciudad sin causar elevadas muertes entre los civiles que son utilizados por el régimen de Sadam Huseín como escudos humanos. Algunos centenares han podido salir de la ciudad pero la gran mayoría de sus cuatro millones y medio de habitantes se encuentran escondidos en sus casas conscientes de que lo peor está por llegar. El martilleo psicológico de los bombardeos continuos de los últimos días no va a ser nada comparado con la batalla que se avecina. En intensidad y en riesgos porque se calcula que en la extensa capital iraquí se encuentran unos diez mil miembros de la odiada policía política de Sadam, unos veinticinco mil de la Guardia Republicana más directamente responsables de las tropelía del régimen y unos dos mil «himeyas», los guardaespaldas del tirano. Nadie piensa que estos elementos puedan decidir rendirse y dar cuenta de sus tropelías en los tribunales correspondientes después de la guerra. O sí, que sin el respaldo de la fuerza y del poder dictatoriales no serán capaces de resistir y combatir con la más mínima dignidad que evite la muerte de sus ciudadanos bagdadies. Sus portavoces amenazaban con operaciones nada convencionales de mártires que consiguieran golpear de nuevo, pero con unos niveles de destrucción que sólo pueden considerarse como un pequeño recurso porque los iraquíes no están imbuidos de la doctrina de Alá como los «mártires» de las torres gemelas sino animados por 35.000 dólares pero seguro que más de uno se preguntará quién se los va a pagar a su familia pasado mañana. La verborrea habitual emana de un régimen que agoniza pero que todavía dispone de medios para causar mucha destrucción. Por eso, es fundamental que el

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