«Es la primera vez en la historia que España resiste un conflicto creando empleo» Cristóbal Montoro

fuentes aliadas. El avance aliado había progresado la víspera, entre 6 y 8 de la mañana, hasta un kilómetro de la Torre Sadam, y sólo quinientos metros del hospital Al Yarmuk, uno de los centros de referencia en la atención a las víctimas de la guerra. Pese a la inexistencia de un centro urbano específico, la zona puede considerarse desde luego aledaña al cogollo de la ciudad, distante no más de cinco kilómetros, dado que Bagdad es una ciudad fundamentalmente extensa. Horas más tarde, de madrugada, la demostración de fuerza corrió nuevamente a cargo de la aviación, que abrió un pasillo en perpendicular al río y sembró de pánico los barrios residenciales de su margen izquierda. Haces de luces horizontales, como exploratorios, planeaban por encima de los puentes Al Shuheeda y Al Ahrar, contiguos al de Al Jumhuriya, más estratégico. Una incursión posterior, consecutiva, sacudió el sur, sumido a la sazón en una oscuridad completa, igual que la isla administrativa. Todo parece indicar que el régimen, en un intento desesperado de ocultación o como coartada para el movimiento de tropas o armamento, maneja el interruptor de la distribución de energía eléctrica como estrategia defensiva. El estruendo de la ofensiva nocturna delimitó a compás medio círculo de cerco, desde el sur hasta el norte por el oeste. Desde la autopista del sur, la que va a Hilla y Kerbala, parte un ramal en dirección noroeste al aeropuerto, situado al otro extremo de la ciudad y sobre cuyo control corren ríos de tinta y rumores, además de sangre. Cincuenta muertos le habría costado al Ejército estadounidense la ofensiva sobre el aeródromo, según anunció ayer el ministro de Información, Mohamed Sayed As Sahaf, cada vez más lacónico y breve en sus comparecencias. «Seguimos causando severos daños a los invasores, y no sólo en su intento de tomar el aeropuerto, sino en horas sucesivas», declaró. «La presunta ocupación del aeropuerto es sólo una operación de propaganda de ese ejército de mercenarios», dijo, subrayando que el frecuente intercambio de artillería habido durante la madrugada -y generalizado luego por la tarde- no demuestra nada.