Diario de León

«Es el precio que hay que pagar por informar sobre el horror y desde el horror» Manu Leguineche (periodista)

Muere el periodista Julio A. Parrado

Julio A. Parrado _detrás_ junto a la enviada especial del Diario de León Mercedes Gallego, en Kuwait

Julio A. Parrado _detrás_ junto a la enviada especial del Diario de León Mercedes Gallego, en Kuwait

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Julio Anguita Parrado, hijo del ex coordinador de IU, Julio Anguita, y enviado especial del diario El Mundo en la guerra de Irak, murió este lunes junto a un reportero alemán y dos soldados norteamericanos durante un ataque iraquí con misil contra un centro de operaciones tácticas del Ejército de Estados Unidos situado a las afueras de Bagdad. Al menos otras 15 personas resultaron heridas en la acción, dos de las cuales se encuentran en estado crítico. El ataque en el que falleció el periodista español, de 31 años, se produjo a última hora de la mañana a 15 kilómetros al sur de la capital iraquí, donde está situado el centro de operaciones táctico de la Segunda Brigada de la Tercera División, protagonista en los últimos días de durísimos combates. El jefe de operaciones de la unidad explicó que el misil iraquí destrozó también otros 17 vehículos militares y que la suerte jugó de lado norteamericano, ya que a esa hora casi todos los miembros de la Brigada se encontraban combatiendo en Bagdad, lo que evitó que el número de víctimas fuera mayor. Una suerte que no tuvo Julio Anguita Parrado, ya que este lunes tenía previsto salir del campamento para cubrir la operación de la infantería de EE.UU. que permitió ocupar varios palacios presidenciales de Sadam Huseín en Bagdad. Sin embargo, uno de los responsables del despliegue no le autorizó a salir, tras comprobar que el chaleco antibalas que llevaba no era tenía la calidad suficiente y que por su seguridad era mejor que se quedara en el recinto militar. La confirmación de la muerte de Julio Anguita Parrado llegó desde el Pentágono a través de la Oficina de Información Diplomática (OID) en la tarde-noche de ayer, aunque desde varias horas antes ya se temía lo peor, ya que era el único reportero español destinado en esa unidad. Hace unos días, los mandos militares norteamericanos le habían requisado el Thuraya -último grito en telefonía satélite- con el que Parrado mandaba sus crónicas al periódico, ya que su señal podía ser captada por el ejército iraquí. Desde entonces se había hecho casi inseparable del periodista alemán fallecido, corresponsal de la revista Focus, con quien compartía el teléfono. Un teléfono con el que el periodista español dictó el domingo su última crónica, la que ayer publicó el diario en su portada.

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