Francia acepta que los aliados se responsabilicen de la posguerra en Irak

Las Naciones Unidas deben ocupar «todo su lugar» zanjaron los dos mandatarios. Los matices de la semántica diplomática ocultan tiranteces y recelos todavía vivos. El «bando de la paz», abanderado por Francia, pretende reconvertirse en el «bando de la ONU» con el preciado concurso del Reino Unido. «Entre vital y central, hay el espesor de la realidad y de la legitimidad de la comunidad internacional», resumió el jefe de la diplomacia gala en una comparecencia conjunta con su homólogo británico tras un desayuno de trabajo. París trata de superar las divergencias de enfoques con un planteamiento de la posguerra en dos etapas. En la primera fase, «habrá que garantizar que la unidad y la integridad de Irak sean mantenidas y que la seguridad pueda ser recobrada en el conjunto del territorio». La responsabilidad en esta misión les incumbe a estadounidenses y británicos en su calidad de potencias ocupantes o, en palabras más suaves de Villepin, «fuerzas presentes en el terreno». Segunda etapa La segunda etapa es la de la reconstrucción propiamente dicha. «Estamos convencidos de que, en esta fase, es importante que la legitimidad de la comunidad internacional sea mantenida y que, para ello, las Naciones Unidas tengan una plaza central», dijo el ministro francés. «Cuanto más unida esté la comunidad internacional, más posibilidades de éxito tendrá el proceso», apostilló. Por su parte, Straw insistió en la pronta instauración de un régimen democrático y representativo en Bagdad, que no se producirá «de la noche a la mañana». «El Gobierno iraquí debe ser por y para el pueblo iraquí, con el apoyo de la coalición (angloamericana), de las Naciones Unidas y de la comunidad internacional», expuso. Ninguno de los dos diplomáticos ofreció detalles sobre el eventual traspaso de poderes entre las dos fases. En un artículo publicado ayer por Le Figaro, Straw asume cuatro compromisos, en nombre de Londres, sobre el futuro de Irak. Promete el traslado de ayuda urgente por el Ejército británico y la utilización de la riqueza petrolera iraquí en provecho de la población. Asegura que su Gobierno velará para que la ONU supervise la ayuda internacional a largo y medio plazo y sea «el jefe de fila humanitario del Irak post Sadam». Se compromete a colaborar con la ONU en la renovación y la modernización de Irak. Y, por último, anuncia la petición de nuevas resoluciones del Consejo de Seguridad que confirmen su integridad territorial y avalen «una administración post-conflicto apropiada». Y es que la situación que viven en estos momentos ciudades como Bagdad, Basora o Um Qasar es lamentable. De hecho, la ONU ha denunciado el saqueo de ayuda humanitaria continua en estas ciudades, poniendo de ejemplo las dificultades que Unicef está teniendo para distribuir alimentos en Zubair, al sur de Basora. Además, el peligro es tal en la capital iraquí que el Comité Internacional de la Cruz Roja ha decidido suspender temporalmente todas las actividades en Bagdad debido a la situación de «peligro» y «caos» que reina en esta ciudad.