El principio del fin

Casi sin disparar un tiro en su camino al centro de Bagdad, las fuerzas blindadas norteamericanas conquistaron ayer la capital en medio de un simultáneo o previo colapso del régimen iraquí. Prudentemente, el mando de la coalición indica que la guerra, no obstante, puede aún durar unos días si la resistencia continúa en, por ejemplo, Tikrit o en tanto no caigan en manos de la coalición las ciudades de Mosul (tercera del país) o Kirkuk, ambas en el frente norte, donde las tropas norteamericanas aún se mueven con dificultades. La esperanza de la fuerza anglo-americana es que privados de la cadena de mando militar y política (los milicianos baasistas y los temidos ''fedayim de Sadam'') llegará en seguida el cese de la resistencia en esas y otras áreas para evitar males mayores. Pero subsisten dudas sobre dónde están ciertos efectivos de la llamada «Guardia República Especial» dirigida por oficiales del clan presidencial y, sobre todo, dónde está Sadam Hussein y si vive o ha muerto. Ayer había una discrepancia visible entre las autoridades de los servicios de inteligencia de la coalición: las británicas, citadas por la BBC, creían que el dictador sigue vivo tras el intento de alcanzarle en un búnker el pasado martes, mientras fuentes americanas, citadas por el diario The Washington Times estimaban, en cambio, que había muerto. Especialistas norteamericanos en medicina forense podrían constituir de inmediato un comando tipo «CSI» para identificar eventualmente restos humanos del bombardeo en Al Mansur el pasado martes como los del presidente. No se excluye, pero no se da como probable, que haya podido abandonar el país o Bagdad y esté a salvo. La suerte final de Sadam es vista como un hecho capital y la posibilidad de su evaporación y su conversión en una suerte de «Bin Laden bis» es poco estimulante. Su eventual captura abriría un debate jurídico y político sobre quién, dónde y ante qué instancia debería ser juzgado, por lo que la expeditiva administración norteamericana, que ha buscado eliminarle físicamente desde el primer minuto de la guerra, prefiere, aunque no lo diga, su muerte. Y queda otro punto capital que abordar en esta hora: ¿dónde están y bajo control de quién los nueve soldados norteamericanos capturados? Encontrarlos y/o liberarlos será una tarea prioritaria en los próximos días y su suerte podría convertirse en alguna clase de moneda de cambio para no se sabe que odiosas transacciones.