OPINIÓN Manu Leguineche
Sadam Huseín y España
España fue el país elegido por Sadam Huseín para poner a su familia a buen recaudo cuando se aprestaba a tomar todo el poder en 1979.Su primera esposa Sajida y sus cinco hijos, entre ellos, Uday y Qusai, los enemigos públicos dos y tres, pasaron una temporada en Madrid. Un diplomático nos recordaba aquellos años en los que Sadam bailaba flamenco en las fiestas de la embajada española en Bagdad. A los naturales de Tikrit les gusta la música zíngara que debe ser algo parecido al flamenco. En su última visita a Madrid a Tarik Aziz lo llevaron al Corral de la Morería donde se fumó su habitual habano y degustó su whisky preferido. Siempre ha sido un «bon vivant». Sadam Huseín, que no ha sido un gran viajero, una vuelta por Francia, por la URSS, por Argelia, por Belgrado para conocer a su admirado Tito, y poco más, tenía como Jomeini y ben Laden a Al Andalus como la niña bonita. Conocimos al beduino de Tikrit en 1974 en un céntrico hotel de Madrid cuando era vicepresidente. Lo primero que llama la atención cundo se acerca a ti para darte una mano más bien fláccida es su forma de andar. Sadam de casi 1,90 y 95 kilos de peso (entonces),era muy consciente de su palmito. Sus ojos grandes ,de un verde intenso se clavaban en el interlocutor. Se diría la mirada de la cobra. Mahoma pedía a los creyentes que bajaran la mirada en señal de prudencia y sumisión: «Di a los creyentes que mantengan los ojos bajos y oculten sus partes». Sadam ha mirado siempre para fulminar, para asustar. Camina con un balanceo de hombros, con las caderas y tiende a ocupar todo el espacio posible. Estaba convencido de la parálisis que producía entre sus subordinados, que se retiraban de espaldas como ante el sha del Irán o como ante el emperador de la China. Esa ciega obediencia terminó. Sadam no está para protocolos. Siempre sintió un afecto especial por España. Cuando el primer «choque» del petróleo, en 1973, tras la guerra del Yom Kipur, Sadam envía a España, gratis total, varios barcos de crudo, 35.000 toneladas de crudo, con destino al puerto de Cartagena. Después de Jerusalén o de las ciudades santas, Andalucía (Al Andalus) es la joya de la corona arábiga.«La historia de los árabes en Andalucía, le dice Sadam a su biógrafo, el libanés Fuad Matar, puede asociarse a la historia de Palestina. Este componente de la historia árabe debe llevarse a un primer plano después de haber quedado relegado al olvido tanto por los propios árabes como por los demás. La nación árabe difiere de las demás naciones