El factor sirio

¿Un ataque norteamericano a Siria? La hipótesis, antigua como ejercicio académico y sobre todas las mesas de Israel, el aliado estratégico de los Estados Unidos en la región, ha ganado puntos: en tres días emitieron «advertencias» a Damasco los señores Powell, Rumsfeld, Fleischer y Bush. El presidente le dedicó unos párrafos en su alocución radiada del sábado y el domingo una mención a su vuelta de Camp David cuando, súbitamente, mencionó las «armas químicas» que, con seguridad tiene Siria (no quedó claro si son propias o las desviadas allí por el régimen iraquí antes de las inspecciones) y su condición de «cobijo de terroristas». El presidente sugirió qué debe hacer Damasco, incluyendo rehusar el asilo a baasistas de nivel y abstenerse de meter baza en la pacificación de Iraq si quiere evitarse graves consecuencias. Pero el gobierno sirio ha reaccionado crudamente: se defenderá si es atacado y hará pagar a Israel un precio. Damasco hace un cálculo político: meter al Estado judío en el conflicto equivale a una guerra regional y a crear a un escenario difícil, inmanejable en realidad, para Washington. El tono era tal que en Londres han creído útil separarse del mismo, en una actitud coherente con posiciones ya antiguas que el Foreign Office quiso dejar bien claras en su día. En otras palabras, un eventual ataque americano a Siria podría arruinar la coalición y convertir la intervención en Iraq en lo que sus adversarios árabes o de izquierda antiamericana siempre han sostenido: una operación de policía regional en favor de los intereses de Israel. Es verdad que Siria (una porción de cuyo suelo, la meseta del Golán está ocupado por Israel desde hace 36 años) es un opositor tenaz de Israel y también que mantiene una fuerte influencia política y militar en Líbano, pero es el resultado de los acuerdos de Taif que bendijo la Liga Árabe y permitieron cancelar la interminable guerra civil. Es igualmente cierto que respalda al Hizbollah, un partido-milicia chií de obediencia iraní y que grupos radicales palestinos tienen oficinas en Damasco.... pero no lo es menos que «la calle» es árabe y, mientras puedan, sus gobiernos no los tienen, ni al uno ni a los otros, por terroristas, sino por combatientes contra la ocupación israelí... En Washington lo saben muy bien y lo probable es que la euforia del momento no les empuje a cometer un error de colosales proporciones si continúan con la idea de presionar a Siria para que no proteja al derrocado régimen de Irak y destruya las armas químicas.