Los radicales de la izquierda

Una mínima atención a las declaraciones más recientes que vienen efectuando José María Aznar, Javier Arenas y Esperanza Aguirre -una triple A muy ejerciente y activa- permite observar una clara coordinación en la terminología y temática empleadas contra el adversario a batir. De ese enemigo político, de entrada, conviene señalar, según coincide la tripleta, que «trabaja conjuntamente» con Izquierda Unida, el antiguo PCE, por lo que ha pasado a ser denominado «la coalición radical PSOE-IU», o simplemente, «la izquierda», de manera global y conjunta. Pues bien, a la dirección del PP le parece que esta izquierda «progresista» ha venido siendo mucho más activa y beligerante en su descalificación de la guerra de Irak que en las reacciones, a juicio del PP insuficientemente tajantes y explícitas, contra las ejecuciones castristas. Socialistas más IU, radicales peligrosos, para la dirección del PP, «tienen comportamientos propios de una fuerza extraparlamentaria», ataca Arenas, quien exige a «los progresistas» que se pronuncien contra las barbaridades de Castro. O bien, lo que dice Aguirre, que «el silencio de la izquierda ante las salvajadas de Castro es escandaloso», y que ese presunto silencio de la izquierda «es una muestra de escandalosa hipocresía». Aznar, Arenas y Aguirre insisten en denunciar que no se ve en ellos, en esa izquierda a descalificar, tanta pasión en condenar las barbaridades de Castro como, sin ir más lejos, en su denuncia de la guerra de Bush, Blair y Aznar contra el Irak de Sadam Husein y sus presuntas armas de destrucción masiva. Arenas insiste en que el PSOE ha querido utilizar la calle frente a las instituciones y se les ha ido la mano, se les ha descontrolado». Es evidente que hay prisa en la dirección del PP por recuperar un tiempo perdido por causa de la guerra, y por tratar de compensar aquel alineamiento peligroso con la acusación de una actitud paralela. Por ejemplo, recordando que «la intelectualidad exquisita» de la izquierda española siempre ha dado su apoyo al dictador Fidel Castro, ignorando la permanente violación de los derechos humanos que el dirigente cubano practica desde hace cuatro décadas. Rodríguez Zapatero les replica en bloque: se felicita de que Aznar, finalmente, se oponga a las dictaduras, e insta a los populares a que no den lecciones a quienes combatieron a Franco y otros dictadores, recuerda que los socialistas han luchado toda su vida contra los totalitarismos, y aprovecha para reiterar que el régimen castrista merece todo el rechazo y toda la condena...