Diario de León

La plana mayor del Ejército se reunió en Bagdad

El general Franks ratifica la victoria desde un palacio de Sadam

Bajó del avión, con el puño en alto, paseó su uniforme de general por la pista del otrora Aeropuerto Internacional Sadam Huseín y remató la jornada en el palacio presidencial de Abú Ghraib, reunido

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Colpisa - BAGDAD.

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El punto de encuentro fue, curiosamente, una de las instalaciones señalada por Washington como planta de fabricación de armas químicas. Allí se dieron cita, además de Franks, entre otros, los generales David McKiernan, comandante en jefe de las fuerzas terrestres; Michael Moseley, comandante en jefe de la fuerza aérea; Gary Harrell, jefe de operaciones especiales; Earl Hailston, comandante en jefe de los marines, y el vicealmirante Timothy Keating, comandante en jefe de la Marina. Todos ellos se comunicaron por videoconferencia con su presidente, George W. Bush. La presencia de Franks en la capital, sin embargo, no ha aliviado los saqueos ni la creciente indignación de los bagdadíes contra los aliados, a quienes acusan de su actual penuria. No es que falten ya el agua o los alimentos; es que ni siquiera hay suficiente gasolina, algo paradójico en uno de los países con más reservas petrolíferas del mundo. Mientras en Rumaila, en el sur, y en los campos de Mosul y Kirkuk, en el norte, se intenta restablecer la extracción de crudo, en Bagdad las gasolineras abiertas se pueden contar con los dedos de una mano. Y lo peor, es que el precio del combustible, habitualmente más barato que el agua, se ha puesto por las nubes. La población civil se queja de que a los americanos les interesa más buscar armas que cuidar de su seguridad. Este jueves, en efecto, se descubrió una fábrica de bombas, pero a cambio los marines acudieron al conflictivo barrio de Al Kifá para evitar el robo del banco Al Rashid. Fueron los propios vecinos los que avisaron a las tropas estadounidenses, al ver que los ladrones habían hecho un butrón en la caja fuerte, por donde introdujeron a unos niños, que fueron sacando las sacas. El tumulto rodeó a los atracadores, pero sus kalashnikov mantuvieron a raya a la multitud, mientras ellos corrían para escapar por un puente cercano. Uno de los saqueadores resultó gravemente herido -murió poco después- y los demás, arrestados. Ante la desconfianza de los civiles, los marines se llevaron para resguardarlo en su base todo el dinero, cuatro millones de dólares. Según el general Franks, la cosa, no obstante, mejora. «Los saqueos -explicó- se reducen día a día, y creo que irá a mejor, porque los iraquíes están ahora dando un paso adelante para controlar la situación por sí mismos». Se refería, sobre todo, a los 2.200 voluntarios que se han ofrecido a formar parte de una policía desarmada. Los 300 agentes que patrullaban las calles acompañados de soldados detuvieron este jueves a más de 400 saqueadores. EE.UU. ha repartido 5.000 teléfonos móviles para facilitar la comunicación entre policía y bomberos.

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