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A la busca de los túneles-cárcel de Sadam

Centenares de hombres buscan en un túnel de Bagdad a sus presos

Publicado por
León

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En cárceles abandonadas, túneles subterráneos, sedes de la inteligencia militar e incluso en los cuarteles generales del partido Baaz, liderado por Sadam Huseín, los habitantes de Bagdad buscan a familiares y amigos que permanecieron detenidos durante el régimen y de los que no han tenido noticias desde hace años. Tras la entrada a Bagdad de los tanques estadounidenses, hace diez días, los habitantes de la capital iraquí buscan frenéticamente prisiones clandestinas por toda la ciudad y piden a los estadounidenses que les muestren los registros y les ayuden a localizar a sus seres queridos. Bajo el puente de Baab al Sharqi, en pleno centro de Bagdad, unos 200 hombres han cortado la circulación. A un lado de la calzada, una puerta precaria da entrada a un túnel oscuro en el que aseguran haber escuchado gritos y quejidos de presos. «Hay una prisión escondida aquí, bajo tierra», asegura Alí, uno de los hombres que busca en el interior de este sórdido y oscuro pasadizo. Un niño que contempla la escena explicó que el viernes vio salir a cuatro hombres por esta misma puerta. «Dijeron que eran prisioneros y que se habían escapado de una cárcel por un túnel y que había muchos más hombres dentro», explica el muchacho, de 12 años. Los hombres se amontonan en el corredor, interminable y húmedo, golpean las paredes y tantean a tientas el suelo, pero el túnel no parece llevar a ninguna parte. En el mismo barrio, varios centenares de iraquíes se agolpan ante la sede de los servicios de inteligencia militar porque creen que en su interior hay una gran prisión subterránea donde están escondidos sus seres queridos. «Quiero pedir a George W. Bush que nos ayude a buscar a nuestros familiares presos, que nos diga dónde podemos encontrarlos, vivos o muertos, porque seguro que tiene más información que nosotros», suplica llorando Latyfa Daud, una mujer de 45 años que perdió a sus cinco hermanos en 1981 y nunca más volvió a verlos. Kazem Karim, ex militar de 55 años, pasó siete años detenido por oponerse al régimen, la mayor parte de los cuales en la cárcel que se esconde en este complejo. Según él, al menos «cien presos están encerrados bajo tierra, en una celda secreta». «Dormíamos en el suelo, hacinados. En invierno nos daban una manta. Comíamos una sopa, un pedazo de pan y una taza de arroz y además nos prohibían rezar», asegura. «Los estadounidenses nos han liberado del terror, pero no nos han dado la libertad ni la seguridad esperada», afirma Mahmud Jalaf, un anciano que busca a sus hijos desde hace años.

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