Diario de León

«Su triángulo vital fueron los amigos, la familia y Astorga»

Luengo repasa sus apuntes antes de participar en un debate

Luengo repasa sus apuntes antes de participar en un debate

Publicado por
P. Infiesta/M.J.M. Redacción - LEÓN.
León

Creado:

Actualizado:

Murió de edad, por vejez. Así consta en la partida de defunción que su hijo Fernando Alonso leyó ayer desde Madrid, a través del teléfono. 95 años de «una vida muy madura, muy intensa, muy apasionada en las letras, con 35 volúmenes publicados y multitud de artículos, sobre todo, de historia», recuerda. La vida fue generosa con este astorgano, nacido en una familia de «rancio abolengo», según sus amigos, ya que su pluma y su aplastante imaginación no se secaron hasta que cumplió 90 años. Estudió el bachillerato en Los Agustinos de León, Derecho en Valladolid y llegó a ocupar un sillón en el Tribunal Supremo. Sin embargo, su rebeldía le impulsó a solicitar excedencias en la carrera de magistratura para dedicarse por entero a la escritura y al periodismo, dando bandazos desde Radio Intercontinental (fundada por Serrano Suñer) a la SER. «El patriarca de las letras leonesas», como le definen los contertulios de Arco Iris, «fue un enamorado de la historia y un gran humanista», según su hijo. Rebuscaba cuatro o cinco datos en los archivos y los ensamblaba como un artesano en una novela de ficción, un género que su hijo y sucesor en las letras admira y respeta por la dificultad que entraña. Fernando destaca también el carácter aventurero de su padre, que le llevaba junto a sus otros dos hermanos, Luis y Ana, a visitar castillos y monasterios. Allí les explicaba, como un profesor apasionado, los detalles históricos y arqueológicos de la zona. El zodiaco en San Isidoro En la mente de Luengo brillaban ayer como semáforos varios trabajos de su padre, un curioso estudio de los signos del zodiaco de la basílica de San Isidoro y un relato sobre Alfonso VI, enterrado en el monasterio de Sahagún. El decano de los escritores leoneses, cronista oficial de Astorga y La Bañeza, difusor de las figuras de Santo Toribio, Suero de Quiñones e incluso de una curiosa cigüeña que anidaba en el palacio Episcopal maragato, «tuvo una vida muy trabajada mentalmente». A la hora de definir la personalidad de su padre recurre a un ejemplo geométrico. «Su triángulo vital -explica- estaba formado en los vértices por los amigos, la familia y su ciudad, Astorga, junto con su provincia, León». De hecho, aunque el escritor vivió 60 años en Madrid, mantuvo una relación constante con su tierra natal, a la que hoy vuelve y en la que reposará junto a su esposa.

tracking