Homenaje a una vida

Una nutrida representación de la corporación municipal, junto a ciudadanos y personalidades, esperó en la plaza la llegada de los restos mortales del que fuera cronista oficial de Astorga, portando el Pendón de Clavijo con el que sería cubierto después su féretro. La comitiva fúnebre estaba encabezada por los familiares del escritor, sus hijos Fernando y Ana Alonso y la esposa del primero, Maribel Alonso, junto a sus nietos, y el alcalde astorgano, Juan José Alonso Perandones, que se desplazó a Celada de la Vega para recibir el cuerpo. Los recién llegados saludaron a los corporativos municipales y autoridades antes de que Perandones y la concejala del PP Emilia Villanueva colocaran el Pendón de Clavijo sobre el féretro para ser introducido por los ediles en la capilla ardiente. El alcalde pronunció muy emocionado unas palabras antes de que fueran depositadas sobre la caja mortuoria la Medalla de Oro de la provincia y la del Tribunal Supremo. En la planta baja del Ayuntamiento, adornada con un tapiz con el escudo de la ciudad, se establecieron turnos de vela del cuerpo mientras los ciudadanos desfilaron junto al mismo para tributarle el último homenaje y dieron el pésame a la familia. La comitiva Ya por la tarde se formó la comitiva que encabezaban los maceros y el edil Isidoro González portando el estandarte municipal, y el alcalde junto a los concejales Joaquín Carro, Cayetano Burgos y Arsenio García, que portaron el féretro hasta la plaza Obispo Alcolea, en la que cedieron sus puestos a cuatro agentes de la Policía Local. Completaban el cortejo los familiares y ciudadanos, el resto de la corporación, y la banda municipal de música, que tocó el tambor sin bordón en marcha lenta y el Homenaje a Beethoven, pieza fúnebre compuesta por Sebastián Menéndez, ex director de la formación. A la entrada de la catedral las autoridades eclesiásticas, con el prelado al frente, recibieron el cuerpo e iniciaron la misa de funeral, que comenzó con una semblanza ofrecida por Bernardo Velado, en la que éste destacó los comienzos en el mundo de las letras de Luis Alonso Luengo, y su formación e inquietudes intelectuales que, finalmente, se convirtieron «en la vocación de su vida», señaló. Terminados los oficios, el cortejo se encaminó al cementerio municipal, en cuya entrada la banda de música interpretó el Himno de Astorga. Un sacerdote amigo de la familia condujo a la comitiva hasta la capilla en la que destacó la personalidad de Alonso y el significado de su pérdida, y en la que despidió a los presentes y les agradeció su asistencia en nombre de los familiares. Los restos de Luis Alonso Luengo fueron inhumados en el panteón familiar junto a los de su esposa, Anita García.