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Es escritor dedicó su vida y su obra a defender que «la hechura de España está en León»

El León de Alonso Luengo

Luis Alonso Luengo siempre tomando buena nota de todo

León

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Alguien le preguntó una vez qué recuerdo le gustaría que se guardara de su vida y de su obra. Luis Alonso Luengo contestó: «Pues el de un hombre que no quiso que la arboladura de su espíritu se apartara de su raíz, que es y será siempre León». De figura menuda y enorme espíritu y formación, Alonso Luengo hizo de León y de Astorga una forma de vida. Hombre riguroso, dada su formación en leyes, revisó con la escrupulosidad de un científico la historia de su ciudad natal, a la que dedicó una espléndida galería de títulos imprescindibles. No dejó una piedra sin remover con el fin de ensalzar una tierra que le adeuda -como ocurre casi siempre con los grandes hombres- la esencia de la conservación del espíritu leonés y maragato. Lejos de cualquier provincianismo, fue la suya una visión universal e ilustrada o, como dijera su amigo del alma Leopoldo Panero, «el mundo gira en torno a un punto que es el de la catedral maragata». Él inventó el leonesismo, entendiendo por tal la investigación, la entrega y la fidelidad histórica, en definitiva, el descubrimiento de una tierra que él asumió como la escenografía de Europa en síntesis. El mismo minucioso cuidado que imponía a los hechos impregnaba también la palabra escrita. Abrumaba su sabiduría. Sin embargo, sus amigos hablan del hombre, de la humanidad de aquel magistrado delgado y afable, que regalaba su prodigiosa memoria a quien quiesar tomarla prestada. Escribió sobre casi todo. No quedó rincón, piedra, paisaje o acontecimiento de Astorga que se escapara a su pluma. Y lo hizo desde las humildes tribunas de los periódicos locales. Habló también de los silencios, de los olvidos, del vértigo de una ciudad y de una provincia, tal vez, injustamente orilladas. Formó parte de una voz personal y coral, que algún crítico bautizó con el calificativo de generación escindida -en relación a la del 36-. Con Juan y Leopoldo Panero y Ricardo Gullón conformó una de las etapas más fructíferas de las letras astorganas. Acumuló títulos (académico de la historia, cronista oficial de Astorga y de Hospital de Órbigo) y distinciones (medalla de oro de la provincia, Leonés del Año, hijo predilecto de Hospital de Órbigo), pero su principal mérito fue hacer de la historia literatura. Durante años defendió, investigó y escribió sobre la idea imperial de León, porque «la hechura de España está en León. Porque el imperio leonés, a pesar de todas las interpretaciones, ha sido una realidad jurídica imborrable». Impuso la realidad histórica sobre cualquier otra perspectiva. Y fue la suya una aportación rica, cargada de presente y de futuro. Lejos de cualquier otra consideración, a Alonso Luengo no puede hurtársele el mérito de «hacer patria», buscando lo universal en lo local: «No hay un solo rincón que si tiene figuras no exprese la esencia del lugar en que la historia se sitúa».