«Daban gritos desgarradores»

«Era horrible, daban gritos desgarradores». Así describió Amor Celeste, una de las heridas en el accidente de autobús de Zaragoza, lo que escuchó nada más producirse la colisión. Esta mujer, de 26 años y vecina de Barcelona, explicó desde su cama de la unidad de cuidados intensivos de la Mutua de Accidentes de Zaragoza, que despertó por el ruido del autobús al salirse del asfalto. Tras el golpe, las víctimas comenzaron a pedir auxilio. «Sólo vi que los pasajeros de la parte de atrás estaban perfectos, mientras esperaban que me sacaran de mi asiento», dijo la mujer que sufrió un fuerte golpe cervical. Por su parte, Oswaldo Peña recordó que también se despertó instantes antes del impacto «por el temblor» del vehículo al circular por la tierra. Este joven, que sufrió sólo con contusiones leves, explicó que de inmediato sintieron el olor al combustible y el ruido de la gente tratando de liberarse de los hierros y objetos que les aprisionaban. «Todo estaba oscuro, no se veía nada hasta que otros coches pararon para ayudarnos», dijo. Desde el primer momento, Cataluña estuvo muy pendiente del accidente. Tanto la Generalitat, como el Ayuntamiento de Terrassa, lugar de origen de uno de los fallecidos, como la propia compañía del vehículo siniestrado, se pusieron a trabajar para ayudar en todo posible a los familiares y amigos de las víctimas y heridos en el accidente. En primer lugar, varios de los familiares de los fallecidos y heridos catalanes en el accidente se desplazaron con celeridad hasta Zaragoza. Según confirmaron fuentes del Grupo Alsa en Barcelona, la compañía atendió las peticiones de los afectados y les facilitó el medio de transporte a primera hora de la mañana.