Diario de León

Una multitud aclama a Wojtyla en Madrid y le jalea al pedir a los jóvenes que se mantengan lejos «de todo nacionalismo exasperado»

El Papa pide a los jóvenes que sean "artífices de la paz"

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Antonio J. Redondo Especial para MADRID.
León

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Juan Pablo II lanzó ayer un mensaje a favor de la paz en el mundo y pidió para España una convivencia basada en «la unidad». Lo hizo en Barajas, poco después de iniciar su quinta visita pastoral a nuestro país en un día caluroso y en respuesta a las palabras de bienvenida del rey Juan Carlos, en las que le agradeció sus reiteradas condenas del terrorismo y la solidaridad que siempre ha mostrado con las víctimas. Ya por la tarde, cerca de 700.000 personas, en su mayoría jóvenes llegados de toda España, participaron en Cuatro Vientos (Madrid) en un gran vigilia en la que el Pontífice reiteró sus mensajes contra la guerra, la intolerancia, el racismo y «el nacionalismo exasperado». Hoy, el Papa celebrará en el centro de Madrid una misa de canonización de cinco santos. El Gobierno recibió con satisfacción el primer mensaje del Papa a su llegada a España, al interpretar su llamamiento a la paz como una proclama en contra el terrorismo de ETA. Al Ejecutivo no se le oculta que las referencias pacifistas del discurso papal tienen un indudable significado apenas unos días después de la guerra de Irak contra la que clamó el Pontífice, en discrepancia con las posiciones del presidente Aznar que apoyaba la coalición británico-norteamericana. El Airbus A321 de la compañía Alitalia en el que viajaba Juan Pablo II junto a su séquito y 70 periodistas aterrizó en el aeropuerto de Barajas a las 12.10 horas de la mañana. Allí le esperaban los reyes don Juan Carlos y doña Sofía, y el Gobierno. El Pontífice, flanquedado por los Reyes, cruzó la alfombra roja que cubría la pista del aeropuerto sobre una plataforma rodante empujada por dos ayudantes debido a sus problemas de movilidad. A pesar de ello, presentaba una evidente mejoría física. Ya en el podio, sentado sobre un sillón blanco y bajo un sol de justicia, el Santo Padre escuchó atentamente las palabras de bienvenida de don Juan Carlos, en las que éste le agradeció sus «reiteradas condenas del terrorismo perverso e injustificable que padecen los españoles» y su «aliento y solidaridad hacia las personas que sufren el dolor que genera». Juan Pablo II, en un buen castellano, arrancó su discurso pronunciando hasta en cinco ocasiones la palabra paz en el primer párrafo y hasta ocho en el total del texto. «Deseo para cada uno la paz que sólo Dios, por medio de Jesucristo, nos puede dar; la paz que es obra de la justicia, de la verdad, del amor, de la solidaridad; la paz que los pueblos sólo gozan cuando siguen los dictados de la ley de Dios; la paz que hace sentirse a los hombres y a los pueblos hermanos unos con otros. ¡La paz esté contigo, España!», exclamó. Fue interrumpido en innumerables ocasiones por los aplausos y vítores de los asistentes. Igual de caluroso y multitudinario fue el paseo por Madrid de Juan Pablo II a bordo del papamóvil, donde fue saludado por miles de personas que agitaban incesantemente banderas. Pero sin duda el acto más emotivo fue el que protagonizaron los jóvenes. Desbordándose todas las previsiones, cerca de 700.000 personas procedentes de todos los rincones de España se concentraron en el aeródromo de Cuatro Vientos (Madrid), donde el Sumo Pontífice reiteró su mensaje de paz y solidaridad entre los pueblos. El Papa se mostró «impresionado» por la acogida recibida.

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